Con PPK cambiado por Martín Vizcarra el Ejecutivo seguiría igual de débil, en el sentido de sometido a peligros desde el Legislativo.,El conteo de votos parlamentarios aparentemente disponibles y el ambiente político sugieren que Pedro Pablo Kuczynski sí podría ser vacado, en una suerte de segunda vuelta. Esto se lograría con el reemplazo de la supermayoría de Fuerza Popular por una alianza izquierda-derecha, donde los votos de Nuevo Perú reemplazarían a los de Kenyi Fujimori. Con PPK cambiado por Martín Vizcarra el Ejecutivo seguiría igual de débil, en el sentido de sometido a peligros desde el Legislativo. Lo que hoy parece un tema de enconos personales y de administración de la anticorrupción empieza a mostrar un lado estructural: los Ejecutivos ya no van a funcionar al 100% sin una alianza mayoritaria en el Congreso. La revocatoria es un instrumento político complicado. La de alcaldes o gobernadores, por ejemplo, se desnaturalizó rápidamente, convertida en recurso de la lucha partidista. En la historia de las autoridades locales perseguidas por el sistema judicial muy pocas habían sido revocadas. No todos los infractores son impopulares, y a menudo ocurre lo contrario. La iniciativa de revocatoria desde la izquierda, que ha logrado la unidad en la acción del dividido Frente Amplio no da la impresión de corresponder a la cruzada moralizadora que pretende. De ser así no habría hecho alianza con el cajamarquino Gregorio Santos, que no es precisamente un ejemplo de pulcritud administrativa. Esta misma percepción parece sembrar dudas en el bloque keikista. Está la idea de servirle en bandeja una importante victoria a quienes sin duda pronto serán sus enemigos políticos. Decir que apoyarían una vacancia anticorruptiva pero no una antiindultadora sugiere que no han visto con claridad las marchas de los últimos tiempos. Pero más allá del indulto y la corrupción, hay una evidente coincidencia de los dos sectores, en la esperanza de que la vacancia les abra un campo de acción más fructífero. Para Fuerza Popular una legitimación de su poder parlamentario y del liderazgo de Keiko Fujimori. Para la izquierda parlamentaria un río revuelto y un liderazgo en el espacio institucional. ¿Qué pueden estar pensando los otros sectores acerca de esta alianza? ¿Hay para ellos algo que ganar entrando al club de la revocatoria presidencial? Lo único que se nos ocurre es que se ganarían la gratitud de Vizcarra.