Augusto Álvarez publicó ayer una columna donde marca los elementos de una nueva era, básicamente en torno del necesario reacomodo político y el posible desacomodo judicial de Pedro Pablo Kuczynski y de Fuerza Popular. Son argumentos que invitan a seguir pensando en esa misma dirección, por ejemplo en algunos aspectos específicos de esos dos escenarios. Imaginamos a PPK, más que reacomodándose, reacomodado por la fuerza que acaba de cobrar su primera ministra. Mercedes Aráoz tiene menos cercanía al presidente de la que tuvo Fernando Zavala, pero cuenta con algunas ventajas dentro del Ejecutivo. La principal: no ser fácil de reemplazar en la era de los votos de confianza a los nuevos gabinetes. Aráoz ha demostrado agilidad y pragmatismo en la ruleta del nombramiento de ministros. El nuevo gabinete quizás no es muy reconciliador, y más bien conservador, pero su combinación de lo nuevo y lo viejo probablemente le va a funcionar a PPK como un equipo que no dará muchos problemas. Además puede permitirle adoptar una imagen más cercana a, digamos, Fernando Belaunde. El espacio de reacomodo en Fuerza Popular está esperando alguna forma de revelación firme sobre qué pasa exactamente con la salud de Alberto Fujimori y con su futuro de indultado. Sin ese dato todo es tentativo. Una cosa es con Fujimori libre y repuesto de los achaques contraídos en prisión. Otra cosa es con Fujimori preso, realmente enfermo, o incluso ambas cosas. No parece haber plazo ni garantía para esa revelación, y cualquier certeza puede tomar tiempo, y la espera también compromete al Ejecutivo. Es cierto que la batalla Keiko-Kenji está moviendo el piso y produciendo una nueva situación, pero ni remotamente equivale a un Fujimori recuperado al 100%, es decir activo en la política. Luego está, como señala Álvarez, la espada de Damocles judicial que cuelga sobre todo el sistema político. Pero aquí nada habrá sucedido, ni nada va a suceder, hasta que se decida si Odebrecht (no Jorge Barata) obtiene una solución que considere satisfactoria, y eso se informe. Antes de eso el cuco Barata tiene muy poco punche real. En lo inmediato el panorama es favorable a PPK: su Ejecutivo está políticamente algo más mosca, y sus enemigos están divididos. La cuestión, claro, es ¿por cuánto tiempo?