El encubrimiento de los corruptos es una forma de corrupción. Forma parte del engranaje de la corrupción porque trata de evadir la justicia y proteger a los corruptos. ¿A quiénes encubren?, ¿de qué los encubren?, ¿por qué los encubren?. Los personajes políticos que los encubridores no quieren investigar o investigan superficialmente son KF, AG y al alcalde Castañeda. Se busca encubrir a KF y a AG de la acusación de financiamiento electoral por Odebrecht que, para los fiscales, es lavado de activos. Los fiscales no se han preguntado siquiera cómo Castañeda ha financiado sus campañas electorales para la alcaldía de Lima y la presidencia de la República en el 2011. También hay un gran silencio sobre el financiamiento de la campaña electoral de AG en el 2006. Se encubre a AG y a todos los ex-presidentes y ex ministros en el tema de las múltiples adendas a través de las cuales se sobrevaloran las obras públicas y de las cuales salen las coimas. Estas no llegan solas. Nacen y vienen de las adendas gravosas. Pero solo se les ha echado el guante a las pirañitas y se está dejando escapar a los tiburones. Ni se hurga siquiera en las conexiones entre adendas y coimas y en todos sus probables beneficiarios. Además, ¿la sobrevaloración de la obra pública no es un delito en sí mismo? En todo caso, es una forma de asalto al fisco. Para mí son un misterio las razones por cuales Castañeda pasa piola. Me parece que ya no tiene futuro político ni siquiera como Alcalde Lima ni menos como presidente de la república. En cambio, con KF y AG no pasa lo mismo. KF controla al Congreso ahora y podría tener más poder en adelante. AG no tiene poder ahora, pero se cree ingenuamente que puede tenerlo en el futuro. En el encubrimiento a KF y AG hay un mix entre simpatías y temores. Varios de sus encubridores son simpatizantes de KF y AG y otros temen que su futuro se vea truncado por el mayor poder que esos políticos puedan tener en el próximo gobierno. Además de Barata, de los fiscales, de los jueces y de la Comisión Lava Jato del Congreso hay otros encubridores. En primer lugar, la antigua Contraloría que estuvo a cargo de los dos o tres contralores anteriores. Se dedicaron a investigar a los gobiernos locales, pero a las adendas, que tienen el tamaño de un elefante, no las vieron. Se hicieron los ciegos ante la gran corrupción. ¿Por qué no se les investiga? ¿Quién controla a los ex-contralores? ¿Ante quién tienen que rendir cuentas? En segundo lugar, la ONPE que, según algunos medios, estaría negándose a informar sobre los gastos de las campañas electorales de los principales candidatos como si fueran un asunto privado y secreto. Las campañas electorales son públicas y su financiamiento tiene que ser público. Todos tenemos derecho a saber quiénes son los que financian a los candidatos y a sus campañas electorales. En otras oportunidades, la ONPE ha cumplido con informar sobre los desbalances de los gastos electorales de los diversos candidatos. Por eso, resulta incomprensible que ahora se niegue a informar sobre ellos y sobre la procedencia de los fondos con los que se financian.