El incidente último que terminó con la renuncia inesperada del director del Lugar de la Memoria (LUM) no es menor. No solo porque la renuncia de Guillermo Nugent es a todas luces un error sino también porque tras de ello hay varios problemas que merecen ser debatidos. El primero tiene que ver con las relaciones entre la memoria y el poder. Es cierto que el LUM es un lugar especial. No es un museo, tampoco una galería de arte, sino más bien es un espacio que tiene que ver con algo más complejo que es la memoria de una sociedad respecto a lo que nos pasó y por lo tanto a lo que nos pasa hoy día. Todo gran acontecimiento en una sociedad, como lo fueron los años de violencia en nuestro país y las miles de víctimas que nos dejaron, siempre es, y será por mucho tiempo, polémico. En el Perú, los hechos de la violencia, como se dice, son “frescos”, apenas de ayer. A ello se añade que el recuerdo, porque muchos vivieron o vivimos esos años, está presente. Más aún, la mayoría de actores políticos de esa época (partidos y líderes) siguen presentes e incluso los principales están presos o enjuiciados. Alberto Fujimori, en particular, está en prisión condenado por “golpista”, corrupto y por cometer crímenes de lesa humanidad y una de sus hijas ha fundado un partido que reivindica ese pasado oprobioso, lo que hace que el tema de la memoria, en este caso la interpretación de ese pasado inmediato, sea aún más polémico. Por eso, no es nada casual que en la explicación personal que dio el ministro de Cultura, Salvador del Solar, luego de un rocambolesco comunicado ministerial que no decía nada –es decir que escondía mucho–, emplee palabras tales como que debe cuidarse que el LUM pueda ser acusado de ser una “institución parcializada”, que hay que “buscar la máxima objetividad posible” y que el responsable de este incidente es el “encargado de conducir el LUM dentro del marco de una visión señalada y acordada mutuamente”. En este caso, Del Solar responde como político, es decir, como ministro que es, para decirnos que ese poder que él representa no tolerará, en el LUM, otras exposiciones como “Resistencia Visual 1992”. Dicho en palabras del congresista fujimorista Francesco Petrozzi, otrora tenor y, por lo tanto, artista, hay que buscar el “equilibrio”. El problema es que el “equilibrio” del artista y del arte es muy distinto al “equilibrio” del poder y del político. Los artistas, por lo general, salvo que vivan en una “torre de marfil” como diría J.C. Mariátegui, toman en cuenta y expresan al mismo tiempo ese contexto, pero sus obras son producto de su subjetividad y de su libertad como tales, por lo tanto, únicas. Por eso lo que nos plantean tanto el ministro Salvador del Solar como el congresista Francesco Petrozzi es no solo un arte por encargo, como era en la antigüedad y en los regímenes autoritarios, cuando los artistas dependían del poder y de los mecenas, sino también, como diría Michael Spector, una “mentira confortable” que favorece a un sector de la sociedad y al poder. El otro tema es el “negacionismo” que no es otra cosa que negar los hechos y las evidencias y que se expresa con mucha fuerza en el país luego de la publicación del Informe de la CVR en el 2003. Muchos han condenado este informe, han negado el número de víctimas, lo que sucedió en lugares como el cuartel Cabitos en Ayacucho donde, finalmente, se aceptó la existencia de un horno crematorio para desaparecer a las víctimas, y hasta acusado, como lo hace María Cecilia Villegas (Correo: 14/09/13), a los miembros de la CVR de ser “primos hermanos” del senderismo y del MRTA por ser, según ella, de izquierda. Ahora último las esterilizaciones forzosas. En realidad, el “negacionismo” no solo niega los hechos y evidencias sino también a las víctimas que un arte por encargo seguramente olvidaría. Conozco a Guillermo Nugent desde hace casi cincuenta años. Es de esos amigos que te acompañan casi toda una vida. Willy, como lo llamamos, además de ser un gran intelectual es una persona que sabe muy bien dónde está parado y desde dónde mirar la realidad. Por eso creo que su salida del LUM se debe a que escogió estar del lado de la verdad y de las víctimas.