Mucho se ha comentado sobre el discurso del Presidente el pasado 28 de julio; yo quiero concentrarme en algo que me parece muy importante y que no ha recibido la atención debida: la celebración de nuestro bicentenario. El Presidente anunció que esta importante fecha, apenas a cuatro años de distancia, “nos debe hacer reflexionar sobre nuestro futuro como país”; señaló que deberíamos superar una lógica centralista, como la que primó en la celebración de 1921; y anunció la convocatoria a un concurso para “elegir el logotipo y canción del Bicentenario”, y otro “para elegir 26 proyectos, uno por cada región, que contribuyan a celebrar los 200 años del Perú independiente”. Los proyectos pueden ser “culturales, ambientales, educativos, de obras, de leyes”. Como se ve su cobertura es muy amplia, y de lo que se trataría es de que “resaltemos juntos la gesta libertaria que conmemoramos, nuestros héroes y protagonistas, los valores republicanos, el recuerdo de nuestra historia, a veces olvidada; la afirmación de la democracia, y la proyección de nuestro futuro como nación libre y justa”. Es una muy buena iniciativa, participativa, descentralizada, que no solo mira el pasado si no también el futuro, en la que proyectos muy disímiles se pueden desarrollar. Por supuesto necesitamos saber los detalles, pero parece bien encaminado. Todo esto está muy bien, pero me pregunto también cuál es el plan que tiene el gobierno. ¿Tiene alguna iniciativa, discurso, narrativa, que quiera proponer, impulsar, someter a debate? Soy consciente de que se trata de un reto complicado. Sin embargo, el gobierno podría apoyarse y hacer suyas algunas iniciativas que ya existen, y potenciarlas; me atrevo a mencionar algunas, a manera de ejemplo. El proyecto Lima Milenaria hace algún tiempo trabaja en la puesta en valor de restos arqueológicos, monumentos, espacios públicos, que permitan percibir la larga duración del asentamiento de la civilización en Lima, cómo sus huellas perviven entre nosotros, muchas veces inadvertidas. La combinación de lo histórico, monumental y recuperación de espacios públicos es una muy potente, que lo sería aún más si recibiera el patrocinio entusiasta del Estado. El Museo de Arte de Lima tiene varios proyectos de expansión que combinan no solo la ampliación del Museo si no también del espacio público del Parque de la Exposición y posibilidades de crear un gran circuito cultural articulado con el centro histórico. Una versión reformulada y potenciada del proyecto Río Verde actualmente encarpetada por la gestión Castañeda valdría la pena de ser considerada también. ¿No tiene sentido convocar grandes concursos arquitectónicos para sacar adelante este tipo de proyectos? En Cusco está en marcha una gran iniciativa de desarrollo urbano que pasa por la puesta en valor y la peatonalización del centro histórico. Nuevamente, historia, monumentalidad, desarrollo urbano, recuperación de espacios públicos. Estos son solo algunos ejemplos, en muchas regiones podemos encontrar iniciativas similares, que podrían impulsarse. De otro lado, sería muy pertinente impulsar una agenda de debate, muy amplia, que proponga un balance de nuestra trayectoria republicana, pensando sobre todo en los desafíos hacia el futuro. Encaminada a construir una nueva narrativa sobre lo que somos como peruanos, más acorde a las realidades actuales, marcadas por la globalización, la necesidad de integrarnos con los vecinos y con el mundo, dejando atrás paradigmas decimonónicos. El trabajo con universidades, medios de comunicación, resulta clave. Todo esto está muy bien, pero me pregunto también cuál es el plan que tiene el gobierno. ¿Tiene alguna iniciativa, discurso, narrativa, que quiera proponer, impulsar, someter a debate?