A la espera de la concreción de los acuerdos de Palacio.,Mientras se filtran versiones de lo realmente conversado el martes en Palacio entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, están los rostros de ambos al final del encuentro de más de dos horas, y lo que se vio fue un par de caritas felices. Pero lo conversado también se conocerá por las acciones que se tomen en consecuencia con lo acordado, siendo algo relevante el futuro domiciliario de Alberto Fujimori. Esa sería la cereza del pastel de los acuerdos buscados por PPK con este acercamiento al constatar que es imposible gobernar el país en este lustro si sigue el espíritu obstruccionista de Fuerza Popular (FP) en el Congreso. Otra cosa es, por cierto, la naturaleza de los acuerdos alcanzados en esa cita –seguramente consecuencia de una negociación previa–, lo cual no estaría mal que, respetando la privacidad que necesitan los encuentros entre políticos para construir confianza, se den a conocer. Pero aún si ello no ocurriese, los hechos mismos serán la evidencia de lo acordado. Para PPK es evidente que la cita con Keiko Fujimori constituye la posibilidad de darle respiro a una economía que necesita oxígeno. Para lograrlo ha estado dispuesto a mucho. Empezando por las formas. Por ejemplo, ceder al majadero pedido del congresista ‘mototaxista’ Luis Galarreta para que el premier Fernando Zavala no estuviera en la cita. Pero, también, por el fondo, lo cual podría tener que ver con un indulto camuflado de ‘perdón médico’ para evitar que, suelto en plaza, Alberto Fujimori se aboque de lleno a la política, algo que aterra a su hija Keiko. La idea es que, si te sacan de la cárcel porque estás enfermo, no se justificaría, al menos inmediatamente, que salgas disparado a la tribuna política. De otro lado, para Keiko Fujimori, además de tener una solución como la anterior a la situación de su padre, que fue forzada por su hermano Kenji, estaría la búsqueda de una nueva imagen que la proyecte mejor para una elección futura: alguien de oposición constructiva en vez de demolición. Alberto Fujimori suelto en plaza puede ser una pesadilla para su hija, y también para PPK aunque de repente sorprende dándole un apoyo crítico. Pero, sin duda, saca del mapa a gente como el Apra de Alan García, que dejaría de ser usado como pata de cabra de FP contra el gobierno. Por lo pronto, desde Madrid Alan García ya enfila contra la cita del martes: “Buena imagen. Ahora, ¿qué medidas tomarán juntos?”. Su cara no parece estar muy feliz con el acercamiento en Palacio.