Suiza se despide este año de su sagrado secreto bancario en el marco del intercambio automático de información acordado con 38 socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).,Suiza gestiona el 25 % del patrimonio extranjero depositado en los 266 bancos con los que cuenta y este año se despide de su sagrado secreto bancario, que le ha permitido atraer fortunas durante décadas, y que, ya en los últimos años, se había agrietado por la presión internacional. PUEDES VER: Embargan cuentas secretas de Odebrecht en Suiza Aunque no comenzará a intercambiar los datos bancarios hasta 2018, ya este año, el secreto bancario iniciará los pasos necesarios para entregar información de sus clientes extranjeros. Por esto, el país helvético empezará desde hoy a reunir datos bancarios de clientes extranjeros en el marco del intercambio automático de información acordado con 38 socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Durante años, Suiza ha gozado de un sistema bancario impenetrable ante los intentos de terceros de conseguir los datos de sus ciudadanos con cuentas en este país pero en 2014, el país suizo, aceptó sumarse al estándar global de la OCDE y en 2015 firmó un acuerdo con la Unión Europea (UE). Samuel Müller, ingeniero suizo de 66 años, dijo a EFE: "A mí no me parece bien. El intercambio automático de información bancaria supone el fin del secreto bancario”. Cabe indicar que este sistema financiero ha formado parte del orgullo suizo, pese a los casos como el oro nazi o los miles de millones depositados por dictadores en cuentas helvéticas. Además, el mercado financiero aporta el 9,3 % al PIB suizo y el sector bancario genera 167 mil puestos de trabajo. También, gestiona fortunas por valor de 6.1 billones de euros, de los que la mitad proceden del extranjero. Estados Unidos ha sido el que mayor presión ha generado a Suiza desde el exterior. En una disputa que comenzó en 2008, entre el país americano y el suizo, el Departamento de Justicia denunció al banco UBS amenazó con retirarle la licencia al país si no entregaba datos de los clientes estadounidenses, por lo que Suiza no tuvo otra opción. En 2009, Suiza entregó los datos de 4.450 clientes estadounidenses a los EEUU, lo que supuso el principio del fin del secreto bancario. Sin embargo, los bancos suizos sólo entregaban información a solicitud de países con los que tenía un acuerdo para evitar la doble imposición, y antes se debía demostrar que el titular de la cuenta bancaria había evadido impuestos y se debía entregar el nombre del cliente y el número de la cuenta. A partir de 2018, las haciendas de otros países ya no tendrán que cursar solicitudes específicas sobre cuentas de sus ciudadanos en Suiza, sino que la información será entregada anualmente de forma automática, con una excepción: la Confederación Helvética sigue -al menos de momento- negándose a cooperar con base en datos robados.