Si hubiera un infierno designado para las almas desgraciadas de todo el sistema solar, ese sería Venus, donde la nave soviética Venera 14 aterrizó en 1982 para registrar imágenes, sonidos y otras características del planeta. Solo pudo transmitir datos durante 57 minutos antes de sucumbir a los 475 grados centígrados del ambiente (lo suficiente para derretir el plomo). Esta temperatura se debe a que los gases en su atmósfera provocan un efecto invernadero brutal que retiene casi todo el calor que llega del Sol. En tanto, su cielo amarillo-naranja surge por las nubes de ácido sulfúrico. Sin duda, es un entorno mortal para los humanos. Fuente: Soviet Space Program / YouTube.