Francisco Vidal (*),El 05 de abril recordamos el “autogolpe” de Estado que el expresidente Alberto Fujimori realizó en 1992. Era una época muy dura, en la que el terrorismo comenzaba a sembrar el miedo en la capital luego de años de asesinatos en el interior del país. Quienes nacimos después de dicho periodo hemos crecido escuchando diversas historias sobre el conflicto armado interno en nuestro país. El terror de los apagones impredecibles, el no saber si un ser amado volvería a casa por la noche, el caminar alerta por si algún vehículo explotaba en la calle; era parte de la cotidianidad de las familias peruanas. Frente a este contexto me pregunto, ¿qué rol tenemos las nuevas generaciones para preservar la memoria colectiva de los hechos de violencia que vivió nuestro país? Hubo otro acontecimiento que marcó la historia del Perú: el 03 de abril de1989, en la comunidad de Lucanamarca (Ayacucho), 69 campesinos fueron asesinados por Sendero Luminoso. Dicha masacre es solo una de las tantas que ocurrieron entre 1980 y el 2000. Hablar de las muertes indiscriminadas y de la violación de derechos humanos durante el conflicto interno resulta doloroso. Según el informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se cuentan cerca de 69.280 los muertos y desaparecidos durante el periodo de la violencia. Siendo atribuidos un total del 46% de las acciones a Sendero Luminoso, 30% a las Fuerzas Armadas y 24% a otros agentes, entre los cuales se encuentra el MRTA. Ante ello, resulta urgente un trabajo de memoria colectiva para que un periodo así no vuelva a ocurrir. Si bien las realidades son distintas, el trabajo de memoria del pueblo alemán, marcado por el holocausto, puede ser un referente ideal. Según el Museo del Holocausto, fueron casi 20 millones las víctimas del genocidio nazi, entre judíos, homosexuales, polacos y gitanos. En el 2015, el entonces presidente alemán, Joachim Gauck, realizó un homenaje a las víctimas de los nazis. Durante la ceremonia, Gauck mencionó que el recuerdo del holocausto forma parte de la identidad alemana. Además, dijo que asumir la responsabilidad por el pasado significa asumir la responsabilidad en el presente. En sus propias palabras, “¡los jóvenes no son responsables del terrible pasado de nuestro país, pero sí de cómo abordarlo!”. Al escuchar la última frase, pensé en el conflicto armado que vivió nuestro país y en qué estamos haciendo como sociedad para construir una memoria colectiva que nos permita buscar una verdadera reconciliación nacional. Un periodo como el del conflicto interno, en el que la vida y la integridad de miles de personas fueron vulneradas, no debería olvidarse. Es por ello, que frente a la necesidad de un trabajo de memoria en el país, el Lugar de la Memoria (LUM) merece nuestra valoración e interés. Dentro de sus servicios, el LUM ofrece diversos talleres, los cuales pueden ser de gran aprendizaje para las jóvenes generaciones que no vivieron dicha etapa y que reciben una educación en la que un tema tan importante no ha formado parte del currículo escolar. Si bien el trabajo de la memoria está ausente en la juventud del país, el LUM ofrece un camino a seguir.La pobreza y la exclusión generaron las condiciones para el surgimiento del terrorismo, y hoy, ambas se expanden por diversos puntos del país. Frente a ello, tomar en cuenta nuestra historia sería lo más prudente para evitar que procesos como el conflicto armado no regresen jamás. En ese sentido, conocer nuestra historia nos permitirá tener contacto con la realidad de nuestra sociedad, y así, generar un espacio de reflexión y diálogo. Trabajar por un país más justo es el rol que todos los futuros profesionales tenemos. Así mismo, como país, tenemos la responsabilidad de trabajar en espacios de escucha para las víctimas de dicho proceso. Construimos nuestra sociedad día a día, en cada decisión que tomamos. Que nuestras decisiones nos permitan construir una sociedad abierta al diálogo, una sociedad que conozca su historia, para no repetir los horrores de la historia. (*) Estudiante de Periodismo y coordinador del Programa de Confirmación en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Redacción: La Periferia es el Centro. Escuela de Periodismo - Universidad Antonio Ruiz de Montoya