Mi agradecimiento por una década aquí en La República.,Hace poco más de una década, había dejado la dirección de Perú.21 con la sensación de que los casi siete años ahí habían sido una experiencia periodística estupenda, pero con la convicción de que ya era hora de buscarme un trabajo en otro oficio, y cuando en eso estaba, un día me llamó ‘Chicho’ Mohme para proponerme que reabriera Claro y Directo en La República. Al comienzo no me entusiasmó la idea pues andaba en el plan de dejar el periodismo, pero unos días después nos volvimos a reunir en su casa donde me recibió con una página de La República donde aparecía mi columna. Fue así como fui convencido, en el acto, de persistir en este oficio. Escribo una columna diaria desde el 21 de agosto de 2002, y aquí en La República desde hace una década de un día como hoy 21 de diciembre. A algunos les parece un esfuerzo enorme el de escribir, cada día, los siete días de la semana, una columna, pero con el tiempo esto se vuelve una rutina sencilla de la vida que, 16 años después, sería muy difícil dejarla. Todo es cuestión de organizarse. Escribir una columna diaria es un gran privilegio que permite establecer un contacto directo y sostenido con un lector que no conoces pero que te lo imaginas y que, en el camino, se vuelve tu cómplice y confidente. Implica el desafío y la disciplina de conseguir, cada día, esté donde uno esté, de buen ánimo o sin este (como ayer), una idea lo más interesante que se pueda. Solo una. Una idea por día –pues no se trata de atosigar y enredar a la audiencia– a la cual ponerle un titular que trate de ser ‘sexy’ para jalar el ojo del lector, y desarrollarla en el espacio de la caja, que en Claro y Directo es 2.500 caracteres con espacios o 420 palabras. Una columna de asuntos políticos como esta se ocupa del tema del día que, con frecuencia, lo impone la agenda noticiosa, para darle el punto de vista particular del autor –que es el real sentido de un espacio como este–, aunque algunos días –como hoy– vale la pena salirse de la rutina y sorprender con algo diferente. Con el paso del tiempo, escribir una columna diaria constituye una especie de striptease intelectual porque el lector frecuente de la misma –que algunos hay– acaban sabiendo exactamente qué piensa el autor de cada tema y hasta qué temas no le gusta tratar. Un calateo total de la mente. Una década en este espacio es una buena oportunidad para agradecerles sinceramente a sus lectores y al diario La República que me acoge con tanta generosidad, y en el cual es un tremendo gusto participar.