En el naciente, balbuceante Perú republicano, las primeras elecciones importantes se dieron entre julio y agosto de 1822, un año después de declarar la independencia en Lima.,El domingo se votó el referéndum con los buenos resultados que todos conocemos. Y, como es habitual, millones votaron con entusiasmo… y otros no tanto. Se revivió la discusión: si el voto es un derecho, ¿por qué es obligatorio, y no opcional? Polémica con razonamientos válidos para ambas posturas. Pero la palabra clave es HABITUAL: ir a las urnas es normal. Ya estamos acostumbrados. En el naciente, balbuceante Perú republicano, las primeras elecciones importantes se dieron entre julio y agosto de 1822, un año después de declarar la independencia en Lima, para elegir a los 79 integrantes del primer Congreso que redactaría la primera Constitución. Gobernaba José de San Martín, y se votó durante varias semanas. Como el poder español se había trasladado al Cusco –donde el virreinato siguió gobernando medio país hasta 1824– estos comicios fueron parciales y llenos de precariedad y defectos, que un libro del presidente Valentín Paniagua sobre las primeras elecciones en el siglo 19 narra con brillantez. Además, como mandaba la mentalidad patriarcal hiper machista asumida como “ley natural” (ese absurdo término que defienden los peores conservadores hasta hoy) solo votaron hombres casados y/o jefes de familia, y mayores de 21 años. Ni una sola mujer, ni esclavos: es decir, calculamos que se excluyó a cerca del 90% de las personas. A eso se llamaba entonces “democracia”. Y la tremenda novedad que escandalizó a muchos: se permitió el voto a los analfabetos. En el papel, parecía un gran logro… pero en realidad, sirvió para que los candidatos ricos compraran votos a cambio de dádivas ¡Gran falacia decir “todo tiempo pasado fue mejor”! Por eso valoremos más que hoy todos ejercemos un derecho que costó enormes sacrificios a varias generaciones.