Por eso creo que es ocioso detenerse en lo reales o impostadas que pueden ser sus lágrimas –sobre todo viniendo de alguien a la que, se ha dicho también, nunca le interesó realmente el indulto.,Sí, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que el ex dictador ha sido convertido por su propio clan en moneda de cambio: está en el ADN de ciertas castas terminar devorándose entre sí. Sobre lo oportuno de este movimiento orquestado, dicen, por la señora K en su afán de lavarle un poco la cara a su poder judicial, tampoco hay mucho que decir. Semejante jugada tendría el sello de su torpeza y ambición. Por eso creo que es ocioso detenerse en lo reales o impostadas que pueden ser sus lágrimas –sobre todo viniendo de alguien a la que, se ha dicho también, nunca le interesó realmente el indulto (informaciones señalaron en su momento que, de hecho, lo habría bloqueado) porque no era funcional a su propia ambición política–. No, las lágrimas que prefiero recordar ahora son las de los deudos de las víctimas que murieron durante la dictadura de Alberto Fujimori, en las masacres de La Cantuta y Barrios Altos, por las que el dictador fue condenado a 25 años de cárcel. Porque más allá de las maquinaciones políticas perpetradas desde las cloacas fujimoristas, está el hecho de que estas otras víctimas de la barbarie no dejaron nunca de dar la batalla hasta que se logró condenar a Fujimori. Y no han dejado, tras el indulto negociado por Pedro Pablo Kuczynski –episodio que pasará a engrosar las páginas de la historia universal de la infamia–, de luchar por que el dictador vuelva a la cárcel. No, ni el patético “presidente de lujo” ni la señora K son importantes ahora. Son dos caras de la misma moneda liberal. Hoy, celebremos la lucha y el coraje de quienes perdieron lo que más querían, que aún así no se amilanaron ante las mil y una trampas de la mafia criminal y que ahora pueden ver cómo una resolución pone las cosas claras sobre la triquiñuela del indulto y manda, como esperamos todos, a Fujimori otra vez a la cárcel de la que no debió salir.