La fuerza del fujimorismo se sustenta en la fabricación de mentiras. En los años 90 implicó la compra de medios y el financiamiento de la “prensa chicha”.,Desde autores como la ganadora del Pulitzer, Michiko Kakutani (The Death of Truth, La muerte de la verdad), hasta el prestigioso y respetado Collins Dictionary, coinciden en identificar a las Fake News (noticias falsas) como la fabricación intencional de información aparentemente periodística para difundir mentiras y crear confusión, en particular por internet y las redes sociales. Elaborar y publicar noticias fraudulentas es una práctica tan vieja como el ejercicio periodístico, pero en el siglo XXI las Fake News se han convertido en una industria a la que recurren los políticos para ejercer el poder basados en la mentira sistemática. Bajo el principio de que la primera responsabilidad del periodismo es buscar la verdad, los medios han comenzado a aplicar rigurosos mecanismos de verificación o fact-checking para evitar caer en la trampa de los expertos en Fake News: los políticos mentirosos. Siempre los ha habido, es cierto, solo que ahora cuentan con una tecnología que les permite producir ya no una mentira al año, al mes o a la semana, sino varias en un solo día (el diario The Washington Post descubrió que en su primer año de gobierno Trump lanzó un promedio de 6 falsedades cada 24 horas), que son diseminadas por sus partidarios por internet y las redes sociales con la finalidad de cuestionar al verdadero periodismo y así los consumidores de información no sepan diferenciar entre lo cierto y lo falso. La fuerza del fujimorismo se sustenta en la fabricación de mentiras. En los años 90 implicó la compra de medios y el financiamiento de la “prensa chicha”, pero ahora se ha modernizado: cuenta con un ejército de plumíferos digitales que todos los días escupen Fake News. Mentiras como la condena de la prensa extranjera al “golpe de Estado” del presidente Vizcarra; las declaraciones de los colaboradores eficaces brasileños del Caso Lava Jato que salpican al gobierno; la difusión conveniente desde Palacio de Gobierno de los audios de Los Cuellos Blancos del Puerto, etc. Como indica Esteban Illades en su libro Fake News (2018), lo que pretenden sus autores es construir con falsedades una “realidad alternativa”. Como cuando Keiko Fujimori, al defender al fiscal de la nación Pedro Chávarry, dijo que “las mentiras hay que entenderlas en su propio contexto”, y que antes de acusarlo, era necesario determinar si sus mentiras “son graves o no”. Es que los hacedores de las Fake News tienen “la idea de que existe una ‘narrativa’ preestablecida, que la prensa miente, que solo informa lo que desea”, de acuerdo con Illades. La prensa no está contra la lideresa de Fuerza Popular y sus seguidores sino contra sus mentiras, sus Fake News.