Casma es la única urbe costeña que merece el título de la ciudad de la eterna primavera. Y se debe a un extraño modelo geográfico: entre el valle y el litoral se yergue un enorme contrafuerte andino cuya cima supera los mil metros sobre el nivel del mar que impide el paso de las nieblas marinas y que “encajona” al valle.,Casma de la hora [VIDEO],Casma de la hora [VIDEO],Casma de la hora [VIDEO],Casma de la hora [VIDEO],“Esto fue comprobado por los antiguos peruanos”, sostiene el arqueólogo Iván Ghezzi, mientras recorremos el “Castillo”, una enigmática construcción de piedra que se alza como un castillo medieval en la cumbre de una loma cercana al río Casma. Al frente, se alzan las Trece Torres, considerado el observatorio solar “vivo” más antiguo de América y que desde hace dos mil años sigue marcando los meses, los equinoccios y los solsticios. Hoy en día, un numeroso grupo de arqueólogos, arquitectos y obreros especializados vienen restaurando cada una de las torres, gracias a los aportes de la World Monument Fund, la Municipalidad de Casma y el Fondo del Embajador de los EEUU. Y es que esta ciudad de la costa de Ancash se proyecta como epicentro de un nuevo circuito turístico y arqueológico en el norte peruano. Al enorme complejo arqueológico de Chankillo (de aproximadamente dos mil hectáreas) se suma el célebre monumento pétreo de Sechín y su recientemente restaurado Museo de Sitio, uno de los más visitados de la costa peruana. Cada día, cientos de escolares y turistas peruanos y extranjeros recorren sus ambientes para tener una idea del esplendor de esa cultura que se desarrolló en el valle de Casma aprovechando su eterna primavera para convertirla en un referente agrario de la región. Las visitas a Sechín y Chankillo se complementen ahora con el antiquísimo santuario de Las Aldas, cuyas plataformas se elevan a orillas del mar y muy cerca a playa Las Gramillas, donde cientos de turistas aprovechan su bello litoral para gozar de un día de sol y playa. Muy cerca a Casma se alza una enorme duna que es aprovechada para realizar una jornada de “sundboard” (tabla en arena) y gozar el imponente paisaje que se contempla desde su cima, incluyendo la urbe chimú de Manchán, cuyas enormes construcciones se distinguen enterradas bajo la arena milenaria del desierto casmeño. Por todo esto, la ciudad de Casma debería mejorar sus servicios de alojamientos y restaurantes y ofrecer mayor seguridad de los visitantes. Con sus atractivos turísticos y su buena mesa, casma se proyecta como el nuevo “point” turístico de la costa ancashina.