La salida de Burga del LUM: otro golpe a la cultura

En su reemplazo, el Gobierno de Dina Boluarte coloca a un desconocido miembro de APP.

La salida de Manuel Burga del LUM es un hecho para lamentar en los inicios del 2025. Pero estos golpes a la cultura han sido habituales en todo el tiempo que han gobernado Dina Boluarte y sus socios, incluidos los adulones y ayayeros.

El mismo LUM ha sido una piedra en el zapato para quienes quieren reescribir la historia del Perú, que a esta altura son varios. El fujimorismo, que quiere convertir lo malo en bueno y viceversa. Y hasta se prepara para reingresar la firma del dictador Alberto Fujimori a una constitución que ha sido totalmente cambiada en su contenido y que no corresponde a la que suscribió en 1993. Según un informe de La República, ha sido alterada en 80 oportunidades y casi el 60% ha sido modificado.

Los sectores más conservadores que son socios de la señora Boluarte también hacen lo indecible para reconstruir versiones antojadizas sobre las reales violaciones de derechos humanos que se produjeron en tiempos nefastos para el país. Algunos criminales hacen gala de la amnesia y quieren que se les considere héroes. Son tiempos complicados para la verdad, la justicia y la razón.

Uno de esos espacios que impiden el olvido es el LUM, Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. La historia reciente de la violencia está allí registrada por la Comisión de la Verdad: los testimonios de las víctimas, la recuperación de las tragedias que enlutaron los hogares peruanos y la esperanza de la justicia.

A cargo del LUM estuvo hasta hace unos días un historiador consciente de la tarea de construir la paz sin olvidar lo sucedido hace tan poco, Manuel Burga. Una resolución emitida por un inexistente Ministerio de Cultura lo retiró del cargo para colocar en su lugar a un socio del régimen, otro desconocido pero vinculado a César Acuña.

Así son ahora los procedimientos en el Estado. Abusivos y premiando el demérito y la mediocridad. Mientras, siguen empeñados desde el poder en rehacer la historia reciente del Perú y hacer de los delincuentes héroes.

Luchar por la memoria es una tarea obligatoria, porque nos impedirá volver a repetir la tragedia que nos envolvió en las nefastas décadas de los 80 y 90.