El misterio de Dina y Vladimir, por Mirko Lauer

En un momento la tentación de declarar al canje de fuga por votos parlamentarios el acontecimiento político del 2024 fue muy fuerte, pero nadie se atrevió a hacerlo. Quizás por eso el oficialismo ha reconocido el mérito antiinflacionario del BCR como lo más importante del año pasado.

La supuesta fuga de Vladimir Cerrón entra, con todos nosotros, al 2025. A estas alturas ni el ministro del Interior ni los altos jefes policiales ofrecen capturarlo a la brevedad, ni dan excusas por no haberlo hecho todavía. Sus puestos parecen seguros, y el Cerrón no habido ya es parte del paisaje político, con posibilidades de seguir siéndolo mientras Dina Boluarte presida.

En un momento la tentación de declarar al canje de fuga por votos parlamentarios el acontecimiento político del 2024 fue muy fuerte, pero nadie se atrevió a hacerlo. Quizás por eso el oficialismo ha reconocido el mérito antiinflacionario del BCR como lo más importante del año pasado. Eso es algo que le sirve al Ejecutivo para cocinar sus propias cifras.

Lo de Cerrón es importante porque de un lado debilita a Boluarte, en cuanto la vuelve sospechosa de un caso más, y en esa medida traza la cancha sobre la que vamos a recibir el 2026. Así, los votos de Perú Libre pueden más que el Ejecutivo, la policía, el sistema judicial y, si se quiere, el periodismo de investigación.

De otro lado, el caso Cerrón también podría estar fortaleciendo a Boluarte, sobre todo entre quienes pensamos que ella es una parte importante de esta obra política. Es decir, presuponemos que quien ha venido impidiendo la captura de Cerrón ha sido ella. Recién con la aparición del auto presidencial en escena empezaron las sospechas reales.

La pregunta de los más suspicaces empezó a ser: ¿Por qué Boluarte y Cerrón necesitaron, el verano pasado, ir a un diálogo presencial en un balneario del sur? ¿Había mucho que conversar? ¿Había documentos físicos importantes para intercambiar? Los argumentos de Boluarte sobre el caso Cofre no han convencido a nadie, y ella sigue tan campante.

Para resolver sus problemas Cerrón, Boluarte buscó un ministro del Interior al que era posible someter a una situación humillante, algo así como el Doctor Inseguridad Ciudadana. La idea ha sido que se preste a la manipulación de la policía por largo tiempo. Un vejamen que le va a costar caro llegado el momento.

Mientras tanto las versiones sobre el paradero de Cerrón se multiplican: está fuera del país; Perú Libre lo protege en Junín; despacha desde varias oficinas en Lima (¿qué despacha?); la propia policía cuida su domicilio, o quizás una guardia burocrática de su partido. No se le espera en los tribunales antes del 2026.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).