Ocho años después del ataque contra un mercadillo navideño en Alemania, se vuelve a repetir una tragedia similar. En esta ocasión, ha sido un ciudadano saudí, vinculado con organizaciones de derecha extrema, quien manejaba un vehículo de alquiler, con el que ha arrollado todo a su paso, por lo menos a lo largo de 400 metros.
Hasta el momento se contabilizan al menos dos fallecidos y más de 60 heridos, todos ellos víctimas de un médico de origen saudí, quien residía en Alemania desde el 2006.
El mercadillo navideño en Magdeburgo, al este del país, fue el escenario elegido por el terrorista para lanzar el ataque suicida contra personas que hacían sus compras para las fiestas de fin de año.
Un niño de corta edad y un hombre adulto son los primeros identificados entre los fallecidos. Según los reportes, hay más de 30 personas con lesiones graves.
Hace ocho años, once personas murieron y casi un centenar quedaron heridas tras ser arrolladas por un camión en marcha en un mercadillo navideño de Berlín.
Este episodio nos coloca nuevamente frente a una realidad que no parece tener fin. La violencia de las guerras que se libran en Gaza y en Ucrania se trasladan a la cotidianidad de las ciudades, y se desatan estas matanzas sin sentido, contra personas totalmente ajenas al conflicto, que se encontraban preparándose para la celebración navideña.
Este atentado provoca condena mundial y llama a la reflexión en estas fechas, en las que se ensalza el amor familiar. Ningún movimiento político o religioso puede avalar la muerte de personas inocentes y ajenas a los conflictos que se viven actualmente. Solo queda esperar por una temporada navideña de paz y tranquilidad.