La funesta actuación de la presidenta Boluarte y sus ministros, así como de los congresistas, ha mancillado la investidura que temporalmente el pueblo les ha encomendado, lo cual denota una burla y una traición de estos actores. Por un lado, tenemos a una presidenta que, en lugar de pensar y trabajar en las políticas públicas para afrontar con éxito las demandas nacionales, ha priorizado la frivolidad, llegando a abandonar sus funciones para someterse a una rinoplastía. Además, se ha envuelto en un manto de mentiras y con altas sospechas de corrupción. A esta actuación se le han sumado los ministros, que se han convertido en escuderos y cómplices. Ganan notoriedad por diversos escándalos, como el dar alimentos sin calidad, insultar a los fallecidos por la represión policial y militar, justificar la pérdida de la guerra contra la inseguridad ciudadana, el abandono de la salud pública y la agricultura.
Los inquilinos del Congreso de la República, convertidos en dictadorzuelos, se han sumergido en una burbuja, disfrutando de cierta comodidad, dejando de lado su relación con el pueblo y legislando a favor de las economías criminales e impunidad. Además, han provocado un forado fiscal. Han privilegiado una agenda que no responde a los intereses de la nación.
Ante esta situación, la población ha levantado su voz de protesta. A través de las encuestas expresan su desaprobación de la actuación de la presidenta y de los congresistas, con manifestaciones públicas en las calles, en redes sociales y en solitarias voces de algunos líderes.
Además de mancillar la investidura, han perdido la representación, el respeto y la legitimidad. Por ello, un gran sector de peruanos manifiesta: “La presidenta y los congresistas no nos representan”. Solo queda que, en las elecciones del 2026, elijamos parlamentarios y presidente a los mejores ciudadanos, es decir, aquellos que estén comprometidos con el Perú.
Ingeniero Electrónico con maestría en administración de empresas. Con experiencia profesional como gerente de empresas tecnológicas, profesor universitario, congresista de la república y gobernador regional. Impulsor de la transformación digital del Perú. Demócrata por convicción, apasionado por la grandeza del Perú y el talento de los peruanos.