Un nuevo primero de mayo
Se trata de una conmemoración que mantiene vigencia pese a las nuevas agendas laborales.
Los mártires de Chicago, luchadores que perdieron la vida en defensa de las ocho horas y mejores salarios, le dan sentido a una fecha que se conmemora en muchos países del orbe. También sucede en el Perú pese a que la agenda de los trabajadores está ahora integrada por nuevas preocupaciones: la inteligencia artificial recomponiendo el escenario laboral, reemplazando a personal ya existente y sustituyendo mano de obra a lo largo de los procesos, y la reducción de la jornada laboral a cuatro días, entre otras.
Son nuevas discusiones en las que el reclamo se aleja de lo tradicional y se complejiza. Se debate la extremada especialización que demandan los nuevos perfiles para la industria, la presencia de mujeres en el campo científico y tecnológico y el desarrollo de habilidades blandas: empatía, trabajo en equipo, solidaridad y un conjunto de requerimientos que ahora son básicos para formar parte de la PEA.
No obstante, para un sector de los trabajadores, no se han dado los pasos necesarios para mejorar la calidad del empleo, sino que por el contrario se ha precarizado aún más con la pandemia.
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Para esa inmensa mayoría de peruanos, todavía la informalidad es el contexto en el que desarrollan sus labores. Son más del 70% quienes no logran un puesto de trabajo con la integridad de sus beneficios y que, por el contrario, han puesto en riesgo la pensión del futuro, sin que los políticos y las autoridades de turno logren definir cuál es el mejor esquema para garantizar la tranquilidad de la jubilación.
No es solo un problema con la gente mayor que ya transita los últimos años de su vida laboral. Se trata de una generación de jóvenes que no gozan de derechos laborales y que acuden al “recurseo” para la sobrevivencia. Mototaxistas, cobradores de combi, vendedores de todo tipo de mercaderías en calles y galerías integran ese ejército silencioso de trabajadores informales, para quienes el futuro es una tremenda interrogante. Aunque hay poco que celebrar en este nuevo Primero de Mayo, feliz día, trabajadores.
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