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Máscara de la justicia, por Mirko Lauer

"Un juez sin rostro es una suerte de publicidad sobre el poder de la delincuencia en el país".

Dentro de su línea de trabajo, El Salvador de Nayib Bukele está preparando un sistema de jueces sin rostro. ¿Por qué? Aquí en el Perú un par de policías con acceso a los medios propone más o menos lo mismo para luchar contra la delincuencia. La diferencia es que aquí ya hemos pasado por ese sistema, para juzgar terroristas en los años 90 (1992-1997).

El método ayudó en algo pero tuvo resultados mixtos. Organizaciones internacionales (Amnesty International, Human Rights Watch) criticaron la medida.  Los partidarios del rostro descubierto hablan de cinco mil inocentes condenados. El Estado peruano tuvo que volver a juzgar, sobre todo a los declarados culpables.

En su momento los juicios secretos tuvieron cierta lógica ante el carácter sanguinario de Sendero Luminoso y el MRTA, capaces de asesinar por mucho menos que una condena. Era un hecho que los fiscales y jueces estaban soltando terroristas por temor a represalias. La mortandad entre las fuerzas del orden estaba aumentando.

Los especialistas en el tema no parecen considerar que la medida judicial haya sido clave en la derrota del terrorismo. Mucho más pesaron las capturas de cabecillas, lo cual desanimó a sus seguidores, volviéndolos más fáciles de capturar y de sentenciar. Quizás hay que estar muy seguro de la victoria para atentar contra un juez.

Ahora, si hemos entendido bien, se propone jueces sin rostro (incluye fiscales) para casos de crímenes violentos no políticos. Quizás un argumento para esto es el gran número de hampones que son liberados de manera más bien expeditiva. Se supone que eso es por miedo, pero también podría ser por alguna forma de soborno a la justicia.

Para ponerlo de alguna manera, el problema no parece estar en la indefensión de los tribunales, sino en la de transeúntes, comerciantes, vecinos y los propios policías. Hoy mucho más noticia es un asalto que una captura. Un juez sin rostro es una suerte de publicidad sobre el poder de la delincuencia en el país.

Pero si taparle la cara al juez es un problema, quizás el debate sobre el rostro de la justicia tenga cierto valor, y podría ayudarnos a encontrar fórmulas más elaboradas que la mano dura, el bukelismo a gran escala (cárceles) o la colaboración de los militares.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).