El fiscal Rafael Vela era amigo de la fiscal de la nación, Patricia Benavides. Cuando ella llegó a la cumbre del Ministerio Público, él estaba a su lado en cada pronunciamiento. Al principio, más conocido que ella, su vuelo mediático fue útil para defender una arbitrariedad como lo fue la remoción de la fiscal Revilla. “Todos estamos sujetos a evaluación”, decía Vela, justificando la fraternal ayuda a la jueza hermana de Benavides.
Las palabras fueron proféticas. Ahora Vela y José Domingo Pérez, los fiscales símbolos del proceso Lava Jato, están bajo investigación disciplinaria. A la fiscal, examiga, no le gustó que le pusieran en evidencia lo exhibicionista cuando Toledo llegó extraditado a Lima. Los fiscales no mintieron. Nada tenía ella que hacer en caso ajeno. Pero hay más que eso. A mal palo se arrimaron en una democracia que se hunde.
Hoy la fiscal Benavides enfrenta tres investigaciones ante la JNJ: el caso de su hermana, el de sus fantasmales tesis y grados y la condecoración de López Aliaga. Material más que potente para una más de las acusaciones constitucionales que se usan como chaira en el Congreso y que ella ha consentido en el caso de Zoraida Ávalos. La única forma de que no la toquen es a través de mutua protección.
Entonces, nada mejor que un par de cabezas trofeo a las que casi todos, por no decir todos, los partidos en el Congreso les tienen ganas. ¿O por qué creen que la fiscal enmudece cuando el Parlamento destruye la colaboración eficaz?
¿Qué fiscalías coordina Vela? Las que ven los casos de los Humala, PPK, Villarán, Vizcarra o Toledo no tienen peligro político para él porque estos no tienen ni bancada, ni partido, ni amigos. Pero en los casos de Fujimori, López Aliaga, José Luna, Vladimir Cerrón, Dina Boluarte o Erasmo Wong, se trata de personas que tienen poder parlamentario y medios.
¿Te vas a hacer de enemigos si persigues corruptos? Eso es inevitable, pero también te harás de aliados, si es que los sabes cuidar. La noche en que terminaba el 2018, ante la arbitrariedad del fiscal de la nación, Pedro Chávarry, el pueblo de Lima impidió la destitución de los fiscales Vela y Pérez. Ese inmenso capital y prestigio, ¿dónde está? Fue consumido. Sus enemigos lo saben y vienen por ellos.
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¿Por qué dilapidaron su prestigio? Una mezcla de enorme soberbia, mala estrategia y errores ha terminado en procesos interminables sin ninguna condena. Las medidas para cautelar los procesos se han convertido en condenas adelantadas y las investigaciones han sido expediciones de pesca.
Ambas cosas están prohibidas para un fiscal. También lo es usar a los medios para amedrentar a los jueces. Ellos lo sabían. Pero son los pequeños abusos que llegan al gran público como actos arbitrarios que, sumados, restan. ¿Un arresto domiciliario de 4 años con PPK? ¿La incautación de la casa de los Humala, con sus hijos durmiendo, al día siguiente de salir en libertad? ¿Las visitas de Pérez al colegio de las niñas? Muchos de estos errores o abusos no aportaron nada a los procesos (ni las prisiones preventivas de los Humala o Fujimori) pero sí jugaron, a la larga, en desmedro de su credibilidad. Una cosa es ser severo y otra, abusivo.
El arma de la comunicación es tremendamente útil en entornos con precaria institucionalidad, pero los fiscales han privilegiado el titular antes que los hechos, olvidando su misión: lograr condenas, no vivir en primera plana. A eso se agregan muchísimos inocentes incluidos en procesos absurdos. Por ejemplo, Barata ya no sabe cómo explicar que no pagó una sola coima en el caso Gasoducto o se hostiliza hasta la denuncia al juez San Martín porque la Fiscalía siempre ha sabido que las donaciones ilícitas de campaña no constituyen, por sí mismas, ningún delito (menos el de lavado) hasta agosto del 2019, cuando la conducta se incorpora al Código Penal.
Además, tampoco han estado fuera del juego político. Fueron instrumentales en el derrocamiento de Vizcarra. Solo por explicarlo me gané mis insultos. Y hay más ejemplos de torpezas y abusos, ¿perseguir a Paola Ugaz por un inimaginable lavado de activos? Y ese es solo un botón de muestra.
No sigo porque falta el espacio y sobra la pena. Lo que debió ser una operación anticorrupción implacable pero realista, rápida, eficaz se convirtió en otra frustración nacional que se resume en la estupidez de dar un examen de conocimientos jurídicos y no aprobarlo para escarnio público. Los ganó la vanidad. ¿Ahora? La democracia se sigue desvaneciendo, vienen por ellos y pocos estaremos para defender los procesos.
Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.