Opinión

Escritores en huelga

"Más de 11.000 escritores han empezado una huelga contra la industria del cine, la TV y el streaming en los EE.UU. Sus reclamos: cumplimiento de los beneficios ofrecidos, y rechazo a la economía del cachuelo en que se ha convertido el oficio de escribir para las pantallas".

A primera oída suena extraño, pero está en toda la lógica de los tiempos. Más de 11.000 escritores han empezado una huelga contra la industria del cine, la TV y el streaming en los EE.UU. Sus reclamos: cumplimiento de los beneficios ofrecidos, y rechazo a la economía del cachuelo en que se ha convertido el oficio de escribir para las pantallas.

Ciertamente es una versión muy distinta de la convencional, donde el escritor persigue el éxito en una aventura esencialmente solitaria, desde una buhardilla. Estos miembros del Sindicato de escritores de los EE.UU., WGA, son sobre todo guionistas para el mundo del espectáculo filmado. Pueden ganar bien, pero nunca están muy lejos del anonimato.

Al habitual conflicto económico le ha salido ahora una rama tecnológica, expresada en el temor a la Inteligencia Artificial, AI. El pliego de reclamos de la WGA incluye. “La AI no podrá escribir ni reescribir material literario; no podrá ser utilizada como material de origen”. Señal de que esta sustitución del hombre por la máquina ya ha empezado a producirse.

La página web Politico informó que “La Alianza de productores de cine y TV ha rechazado la propuesta, y en su lugar ofrece una reunión anual para discutir avances tecnológicos”. Pero la AI es el avance tecnológico que los escritores quieren discutir hoy. ¿Está capacitada la AI para reemplazar a esas 11.000+ plumas? El tema no le quita el sueño a los dueños de estudios de cine y canales de TV.

Sobre la economía del cachuelo, los escritores denuncian que ella propicia contratos cada vez más cortos, menos vinculantes y peor pagados. La imagen que han buscado para ilustrar esto es la de los taxistas por aplicativo (Uber) o los repartidores. Cachuelo en este caso significa prácticamente cero seguridad en el empleo, y la consiguiente baja del ingreso.

La huelga pone en evidencia que no es lo mismo escribir guiones que escribir otro tipo de textos. Aunque los hay excelentes y profundos, no se puede afirmar que el guion sea una rama de la literatura. Entre otras porque la palabra final, y en esa medida la autoría, la tiene el director de la obra filmada. Al que puso las ideas o escribió la historia le toca un rincón de los créditos.