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La firma de los muertos

“Pero estamos en el Perú. Cualquier cosa puede pasar, hasta que los muertos firmen cartas y los reaccionarios canten el himno nacional”.

Un informe de IDL-Reporteros asegura que la carta presentada por cientos de oficiales en retiro al Comando Conjunto de las FFAA y a cada una de las tres Fuerzas que lo integran, que para todo efecto práctico pedía a los actuales mandos perpetrar un golpe de Estado, había sido firmada, por lo menos, por cuatro oficiales fallecidos.

La carta demuestra el grado de desesperación de peruanos que en estas horas inciertas piden desconocer el resultado de las elecciones y, en un acto abierto a la sedición, optan por menoscabar el orden democrático y desconocer nuestro sistema electoral. Súmese a esto, otras voces de la sociedad que piden el golpe y evitar a como de lugar el triunfo de Pedro Castillo.

Fraude, aducen, por no obedecer el resultado de las ánforas y así desconocer el pacto social para que los ciudadanos elijamos libremente a nuestras autoridades. Entonces con triquiñuelas y leguleyadas han creado un clima caótico para que no se proclame al legítimo vencedor en las recientes elecciones. En el fondo no es más que un acto radical de racismo donde, a decir de mi maestro Julio Cotler: “La sociedad peruana desaprueba las instituciones y el régimen democrático”.

Qué digo, que vivimos de antiguo en el meollo de la pandemia del odio, la sospecha y la desconfianza. Entonces se segrega y discrimina. Así un Perú se enfrenta al otro. Ya lo dije, Lima contra las provincias, la urbe contra lo rural, los blancos contra los cholos. Y todo ello en el afligido Estado de derecho y el anémico marco jurídico. Entonces resucitan otros muertos: Lourdes Flores, Urviola, Villa Stein.

Entonces no es un pataleo coyuntural, no. Es un concierto bien orquestado por una derecha que no admite que un profesor rural, campesino y rondero sea elegido en el cargo más alto del Estado. Y a los ecos de esta rabieta pituca se suma la TV para gritar que es inconcebible que Castillo sea presidente porque cría gallinas y usa sombrero. Entonces es un sucio terrorista y además, qué vergüenza, o sea, no habla como la China Tudela. Y muchos pensaron que ya no había temor a la bota militar y a los cuartelazos. Pero estamos en el Perú. Cualquier cosa puede pasar, hasta que los muertos firmen cartas y los reaccionarios canten el himno nacional.

La República

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