Si hace tres semanas Pedro Castillo parecía tener asegurada la presidencia por la amplia diferencia inicial que había sacado, ahora Keiko Fujimori se asoma más cerca del triunfo porque la tendencia actual sugiere que pronto pasará adelante, pero lo más probable es que en esta segunda vuelta de infarto nada estará dicho hasta el domingo 6 de junio, en poco menos de un mes.
Castillo llegó a tener veinte largos puntos de diferencia (41.5-21.5%) en la encuesta IEP de la segunda semana de abril, pero la dilapidó, como registra la misma encuestadora ayer en La República, hasta solo seis puntos (36.2-30.0%), por su propia responsabilidad.
Se corre de los debates, sin posición claramente democrática, errático en sus declaraciones, y reitera el desatino de no revelar quiénes integran su equipo técnico. La entrevista de ayer en este diario lo confirma con una elevada habilidad para no ser claro en casi todo.
Tiene, además, la asociación con Vladimir Cerrón que lleva a prever un futuro de terror.com para la economía peruana por un gran entusiasmo por ideas absurdas y anquilosadas como la sustitución de importaciones o las expropiaciones, y una creencia irracional para no encontrar nada positivo en la marcha de la economía de las últimas décadas, algo que la alianza con Verónika Mendoza no disipa, sino que profundiza la preocupación.
Fujimori también aportó para la reducción de la distancia que le llevaba Castillo, golpeándolo donde más daño le hacía –falta de propuestas, sin equipo– y persiguiéndolo para debatir con él o para demostrar que él no quiere debatir con ella. Y, por más insólito que parezca, poniéndose como ejemplo de defensora de los fundamentos democráticos y de la institucionalidad.
Las barras bravas de ambos tampoco los ayudan mucho. Los de Castillo promueven arengas infundadas de que Cerrón ya fue, que lo de las expropiaciones es una tontería que ya se le irá, y que, en el fondo, aunque no es muy institucional, representa al pueblo. Y los de Fujimori lanzan unas proclamas conmovedoras sobre su vocación democrática que ni ellos mismos creen.
Antes Pedro iba arriba y Keiko abajo, y ahora él cae y ella sube, pero a cuatro semanas del voto final, todo puede suceder. Absolutamente todo.
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