Por Sandro Mairata, @CINENSAYOLat
Resulta injusto que la pandemia nos prive de Raya y el último dragón en cines, con el costo del pago extra que Disney+ le ha puesto. Veredicto veloz: vale la pena. No hace mucho Pixar elevó con Soul la discusión sobre blockbusters animados gracias a su amasijo de metafísica pop, electrónica y jazz; esta vez Disney descarga su artillería digital para darnos un impecable escapismo para TV planas, laptops y demás.
En tiempos de fact-checking, el estudio envió al equipo creativo de Raya… a una gira por el Sudeste Asiático para obtener una fantasía con base histórica, que se nutre de tradiciones comunes sin caer en estereotipos. Así, el guion firmado por Qui Nguyen y Adele Lim (responsable de la taquillera Locamente millonarios o Crazy Rich Asians) ofrece un sucinto balance de referencias culturales, mitos, feminismo y acción, que pisará pocos callos entre los entendidos.
En una tierra fantástica llamada Kumandra, Raya es la hija del custodio de una Gema del Dragón que los protege de los antiguos demonios Druun, quienes convierten en piedra a todo ser vivo. Medio milenio atrás, los dragones murieron dándoles batalla, no sin antes dejar la Gema conteniendo sus poderes a Sisu, la dragona más joven y la última en desaparecer antes de la victoria final.
Kumandra se dividió en cinco reinos unidos por un río en forma de dragón, por ello cada uno lleva el nombre de una parte del mítico animal: Colmillo, Corazón, Columna, Garra y Cola. Debido a rencillas entre los reinos, la Gema se rompió y Raya buscará reunir las partes, reconstruir la Gema y derrotar a los Druun.
Los escenarios son exuberantes, la iluminación prodigiosa. Y el ritmo impuesto por los directores Don Hall y Carlos López Estrada fluye allí donde la imperdonable Mulán de 2020 se va de cara. En la versión en inglés, Akwafina (actriz que navega entre la comedia y el drama –estuvo en Locamente millonarios y la interesante La despedida–) da voz a Sisu trasluciendo sus titubeos y, a la vez, su convicción de otorgar la confianza en el otro, el tema central del filme.
Kelly Marie Tan, Rose en la más reciente trilogía de Star Wars, es Raya. Una heroína que no se siente tal y que no necesita de príncipes al rescate ni poderes especiales para imponerse ante la misión a cumplir. El discurso queda claro. ¿Y qué son las partes de un dragón dividido sino una alegoría a la conflictiva historia que une a países como Vietnam, Tailandia, Camboya, Malasia, Birmania e Indonesia? Las referencias pictóricas, paisajísticas y hasta culinarias se suceden como guiños ocultos servidos en un plato de tom yum.
Sírvase y disfrútese.
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