Si alguien pensó que los conflictos entre el Ejecutivo y Legislativo llegaban a su fin con la clausura del anterior Congreso se equivocó como lo demuestra este último que tiene su historia. Según la congresista Rocío Silva Santisteban, que votó en contra del texto sustitutorio de la Comisión de Constitución sobre la inmunidad parlamentaria aprobado el domingo 5 de julio, luego del mensaje presidencial, el conflicto se inicia ese mismo día: cuando “el presidente Vizcarra, de forma astuta convoco a un referéndum sobre la inmunidad parlamentaria y anunció el envío de un Proyecto de Ley”. Según la congresista “el referéndum se tenía que dar sí o sí, pues al solo llegar a 82 votos (el día sábado), el tema de la inmunidad se aprobaba con un referéndum de todas maneras”. Por lo tanto, este intento del Presidente de apoderarse del referéndum “era engañoso”. Tan es así que el proyecto de ley que iba a enviar al Congreso era igual al dictamen de la comisión de Constitución que fue rechazado en la madrugada del sábado 4 de julio. Como afirma la congresista: “todo lo que proponía (el Presidente) ya estaba en camino”.
Estos hechos han sido reconocidos por el diario El Comercio en su editorial (07/07/20) donde dice lo mismo que la congresista Rocío Silva Santisteban: que el referéndum lo establecía la Constitución “al haber alcanzado los 82 votos” y que el Presidente no aclaró “que lo que se votaría en esas circunstancias sería el texto aprobado por el Parlamento y no alguno que a él se le fuera a ocurrir”.
La reforma aprobada por el Congreso, en reacción o “venganza” por la intervención del Presidente, no solo es polémica legalmente, sino que también remece el edificio de la “democracia peruana” y a sus poderes, en particular el de la presidencia. Y si bien se puede se puede decir que ambos han actuado de manera desproporcionada lo que hay que afirmar es que el régimen político ha sido cuestionado.
Por ello este conflicto ha permitido que estalle otro más complejo: si el Congreso puede o no modificar la Constitución de la manera en que lo ha hecho. Es decir, si puede convertirse en un Congreso (y un poder) Constituyentes tal como señalan algunos que plantean que lo hecho por el Legislativo es expresión de un “poder constituyente derivado”.
No es extraño que algunos sectores hayan pasado de criticar la reforma del Congreso a decir que estamos ante “una dictadura legislativa” y una “parodia de deliberación” y que se requiere, como lo ha dicho la Presidenta del TC, Marianella Ledesma, establecer un “control previo constitucional” a todo intento de reforma de la Constitución ya que cualquier cambio debe ser consecuencia de un acto de deliberación y de respeto a los procedimientos, y no un acto de la política y expresión de un poder. Aquí cabe recordar la frase de Carl Schmitt: “El soberano es aquel que toma una decisión sobre la excepción”. Algo de esta “excepcionalidad del soberano” la hemos vivido en esta pandemia. Por eso creo que este debate lo que expresa, además de una crisis de régimen, es también una crisis estructural que, como afirma Francisco Durand, puede marcar el fin de la “República Empresarial”.
Alberto Adrianzén. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.