La cuarentena y los independientes

“Ya sabemos que la pandemia afecta a todos, pero no a todos por igual. Una evidencia más que los años de crecimiento económico no impactaron lo suficiente sobre nuestra estructural desigualdad”.

Ya sabemos que la pandemia afecta a todos, pero no a todos por igual. Una evidencia más que los años de crecimiento económico no impactaron lo suficiente sobre nuestra estructural desigualdad. Mirando la última encuesta del IEP (mayo 2020) podemos ver que entre la gente con una actividad económica independiente las cosas son más complicadas. En este grupo, algo más de la mitad son de nivel socioeconómico (en adelante NSE) D/E, mientras que entre los dependientes esta proporción es solo una cuarta parte aproximadamente (56 % vs 27 %, respectivamente). Estamos hablando, en el ámbito urbano, de ambulantes, taxistas, carpinteros y demás actividades de comercio y servicios. Un segmento donde la mayoría solo tiene el seguro del SIS y las condiciones de calidad y acceso al agua de sus viviendas, así como del material de estas, es precaria. Una situación que los pone en mayor riesgo de enfermar o de que, si se enferman, tengan menores opciones de atención. De acuerdo con el sondeo, prácticamente la totalidad de independientes son informales (93 %) con lo cual tenemos un sinónimo de particular gravedad en el país.

¿Cómo la vienen pasando? Cuando se pregunta si la cuarentena ha sido llevadera o complicada, la gran mayoría de los que trabajan por su cuenta mencionan que complicada (el 83 %), versus un 56 % de los dependientes.

Lo difícil se asocia a la falta de ingresos porque solo un tercio de los independientes sigue trabajando (con o sin permiso, dentro o fuera de casa) mientras que casi dos tercios de los dependientes siguen laborando de una u otra manera. Para enfrentar la escasez de ingresos, cada uno hace lo que puede, pero pedir dinero a familiares o prestamistas y dejar de pagar el alquiler de la vivienda o sus servicios es una estrategia que se usa más entre los independientes. Más deuda a futuro. Mayor miedo inspira el coronavirus que el hambre, probablemente porque la extensión de la cuarentena ha generado más incertidumbre, pero el hambre es un gran tema entre los que se la buscan a diario. Más del 70 % de ellos manifiesta que ha bajado la cantidad y calidad de sus comidas (versus la mitad aproximadamente de los dependientes). La historia es más impactante aun cuando vemos que cuatro de cada diez trabajadores independientes dicen que en algún momento se han quedado sin alimentos (solo una quinta parte entre los dependientes). Es inevitable que algo tan dramático no tenga impacto también en lo emocional.

Entre los independientes se reporta una mayor proporción de personas que han experimentado ansiedad durante la cuarentena (76 % vs 67 % entre dependientes). Todo esto tiene también repercusiones políticas.

Solo un tercio de estas personas se muestra de acuerdo con la forma en que el gobierno enfrenta la pandemia (versus 43 % entre los dependientes). Es importante fomentar el emprendimiento independiente, pero esta es una coyuntura donde la están pasando particularmente mal y donde la evidencia de que una buena parte de esta actividad es más de sobrevivencia se pone en evidencia.

(*) Psicólogo social

La República

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