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Hacia un Perú digital, por Erick Iriarte

“Desde aquel primer email en 1991 tuvieron que pasar 26 años para que el Acuerdo Nacional incorporara una Política de Estado en material digital, en concreto la política número 35, denominada Perú Digital”.

Hace casi 30 años el Perú se conectó a internet. La Red Científica Peruana bajo la premisa de brindar acceso a todos a la información que se producía en el mundo dio inicio a un proceso de integración a la Sociedad de la Información.

Desde aquel primer email en 1991 tuvieron que pasar 26 años para que el Acuerdo Nacional incorporara una Política de Estado en material digital, en concreto la política número 35, denominada Perú Digital. Pero mientras eso se desarrollaba la dispersión regulatoria nos enfrenta a tener una gama de normas no conectadas entre sí, pero además a la fecha, no contar con una Agenda Digital ni una Agencia de Sociedad de la Información.

Y es que el problema no es de normativa sino de decisión política y de institucionalidad, tal como lo ponía como objetivo la política 35. Si no tenemos un espacio multiestamentario (sociedad civil, academia, sector gubernamental y sector privado) que sirva para desarrollar estrategias comunes, la dispersión regulatoria termina afectando a la ciudadanía.

Lo podemos ver en cómo la pandemia del coronavirus nos encontró con muchos desarrollos desde diversos estamentos públicos o privados, pero dispersos. Eso ha generado también una problemática mayor que termina afectando la salud de las personas que no pudieren cumplir el distanciamiento social frente a la necesidad de acceder a bienes y servicios públicos y privados.

Un ejemplo claro es que la ley de firmas digitales acaba de cumplir 20 años de ser aprobada por el congreso pero aún los notarios no pueden utilizarla para procesos de escrituras públicas digitales para mantener una continuidad de los temas registrales; pero no significa que no tengan firma digital, sino que no se avanzó en la interperabilidad pública/privada necesaria con SUNARP. Lo mismo para toda la diversidad de documentos que deben ser signados en diversos ámbitos.

Enfrentamos pues telemedicina, trabajo remoto, educación remota y una gama de mecanismos para tratar de mantener la continuidad de nuestra vida; pero nos enfrentamos a falencias desde la conectividad (falta de fibra y de antenas) hasta el desarrollo de capacidades en los usuarios para enfrentarse al reto digital, pasando por temas de innovación, de comercio electrónico, de competitividad, entre otros.

Finalmente, sin una decisión política de crear un Perú Digital, no se avanzará.

(*) Abogado en Derecho Digital

La República

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