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Sudáfrica: iglesia organiza misa con cervezas para 'expiar las culpas’ en medio de la pandemia

“Jesús nos enseñó a pescar en donde haya peces, en las tabernas los encontramos. Si estoy bajo la influencia del alcohol, estoy bajo la influencia del Espíritu Santo”, asegura Tsietsi Makiti, su fundador.

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Una iglesia en Sudáfrica permite que todos sus feligreses asistan a la misa con botellas de cerveza mientras el sacerdote oficia el sermón de cada día.

La iglesia Gabola se ha propuesto captar a un público creyente que de otra manera habría sido rechazado por los cultos católicos y evangélicos, en medio de las medidas de reactivación del mercado de bebidas alcohólicas en el país sudafricano.

Fundada hace tres años por el líder religioso Tsietsi Makiti, la iglesia Gabola suele celebrar sus encuentros en pubs o restaurantes. Cada ceremonia es una oportunidad para que los parroquianos ‘expíen sus culpas’ con un brindis en lugar de un saludo de la paz.

Ellos creen en Jesucristo, pero no leen la Biblia. Además, no piden ofrendas ni pasan el saco de las limosnas y la única condición para participar es llevar alguna cerveza para escuchar el sermón. Gabola significa “beber”en tswana, uno de los idiomas oficiales de Sudáfrica.

La alegría no duró para siempre. La pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19) forzó al Gobierno de Sudáfrica a prohibir la venta de alcohol para aliviar la carga de las urgencias de los hospitales.

Sin embargo, las restricciones en torno a la cerveza y otras actividades festivas se levantaron a mediados de agosto y los seguidores del sacerdote Tsietsi Makiti pudieron regresar a su peculiar culto en una taberna del suburbio obrero de Evaton, a 50 km al sur de Johannesburgo.

“Jesús nos enseñó a pescar en donde haya peces. Es en las tabernas, en los ‘shebeens’ (bares), donde encontramos a los hijos de Dios que las otras iglesias no han querido a causa de su amor por el alcohol”, aseguró el autoproclamado ‘papa’ en diálogo con AFP.

Pero el consumo de la cerveza no es de “libre albedrío” al interior de la iglesia Gabola. Cada asistente a las misas debe sentarse en sillas separadas por al menos un metro de distancia, y las bebidas deben ser consumidas con una pajilla personal.

Enfundado en una mitra negra y dorada, decorada únicamente con dos botellas en miniatura de whisky de Amarula, Tsietsi Makiti asegura estar escribiendo su propio evangelio mientras recibe a los creyentes de Gabola en su púlpito improvisado de cerveza y ginebra.

“Acogemos a quienes les gusta el alcohol”, sostiene, mientras señala a sus adeptos naturales de Canadá, Suiza, Alemania y Brasil. “Ahora que se ha retirado la prohibición de la venta de alcohol, todo es tan alegre... ¡Estamos de fiesta!”.

Para los creyentes de este peculiar culto, el consumo de la bebida a base de cebada guarda un misticismo celestial, más cercano al consumo de Ayahuasca de los antiguos americanos que a la producción cervecera de los sacerdotes de la Abadía de Grimbergen.

“El alcohol es lo único que nos une a Dios, pues si estoy bajo la influencia del alcohol, estoy bajo la influencia del Espíritu Santo”, explica, con semblante serio. La prohibición de la venta de alcohol fue un “trago duro para la iglesia Gabola”, que no es miembro del Consejo Sudafricano de Iglesias (SACC).

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