Este sábado se cumplirán 20 años desde el día en el que un grupo de comandos de nuestras fuerzas armadas penetró –a través de túneles construidos secretamente– el perímetro de la residencia del embajador japonés en el Perú. Allí, un contingente de 14 terroristas del MRTA había mantenido secuestradas a 72 personas con la intención de negociar la liberación de 400 presos condenados por el delito de terrorismo. Lo curioso es ver cómo, pasadas dos décadas, algunos pretenden difuminar el peso de los hechos y torcer lo sucedido.La operación logró la liberación de todos los rehenes, aunque uno de ellos muriera poco después por una hemorragia. Dos comandos murieron llevando a cabo el rescate y todos los terroristas fueron aniquilados. Los estudios militares del mundo entero asumen a la operación Chavín de Huántar como uno de los rescates ejecutados con más precisión y éxito en contra de una maniobra terrorista de este tipo. A pesar de todo, algunas voces –como la del congresista Apaza– se alzan en un sentido trágicamente distinto.Apaza dijo que los comandos no son héroes y que algunos de los terroristas presos del MRTA son “presos políticos”. Con esta categoría, inocua para muchos, reivindica los motivos por los que los asesinos seguidores de Polay asesinaron, secuestraron, torturaron y robaron. El señor Apaza puede opinar lo que le provoque, pero –al menos desde aquí– veo bastante más heroico agarrar un fusil y entrar por un túnel a rescatar a un grupo de desconocidos contra terroristas armados que andar pontificando desde una curul.La batalla por la Historia recién comienza. ¡Vivan nuestros comandos! ❧