Hace una semana, Fernando Vilchez estrenó Su nombre es Fujimori, su cuarto documental. El largometraje de nuestro joven director, dos veces nominado al Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, tiene ya casi 500 mil visitas., Después de tomar un bus que lo llevó de Lima a Chiclayo, viajar en colectivo hasta Bagua, treparse a una camioneta que lo trasladó al poblado de Santa María de Nieva y navegar tres días río adentro hasta la comunidad de Santa Rosa Pankintsa, a Fernando Vilchez le tocó enfrentar la parte complicada de la travesía. Iniciaba setiembre del 2011 y el realizador audiovisual se había propuesto hacer un documental que intente acercarse de la manera más veraz a lo que ocurrió dos años antes, en esa página triste de nuestra historia que los peruanos llamamos “Baguazo”. Antes de empezar, Vilchez debió pedir permiso a 42 líderes awajún y explicarles que su intención era recoger los descargos de un pueblo que tras el confuso y sangriento 5 de junio del 2009 era satanizado y acusado de “traidor y asesino de policías” por el gobierno aprista. El joven director escuchó debatir a los hombres en awajún durante dos horas sin entender ni pío. Sólo deducía que había una oposición mayoritaria por la tensión de los gestos, por la altisonancia de las voces. Luego de ello, nuevamente en castellano, le dijeron que su solicitud había sido denegada. Esa noche, le propusieron que ofreciera compartir algo que él pudiera ofrecer y que luego fuera transmitido a los demás pobladores, y así lo hizo. Al día siguiente propuso dictar un taller de vídeo a los jóvenes awajún para que puedan registrar imágenes ante cualquier nueva situación. Los viejos líderes aceptaron y nueve meses después, el director y su equipo comenzaron las filmaciones. La Espera fue el primer largometraje de Vilchez y fue presentada en pre-estreno a fines del 2013. Con las grabaciones hechas por los jóvenes awajún durante el taller de video y parte del material fílmico que recogió durante su permanencia en las comunidades -que básicamente estaba referido a las actividades cotidianas de los miembros de esa etnia-, el director realizó el cortometraje “Solo te puedo mostrar el color”, filme elegido para participar en la edición 64 del Festival de Berlín. Pero esa no era la primera vez que el peruano competía por el Oso de Oro en la categoría de mejor cortometraje. El 2011, Vílchez compitió con La calma, un documental que cuenta la historia de Jorge Luis Solís, un sobreviviente del terremoto de Pisco del 2007 que fue encontrado debajo de los escombros de un restaurante. De la filosofía al cine Hace siete años, Fernando Vilchez Rodríguez vive en Madrid. El joven realizador viajó a estudiar cine en la capital española y ahora es profesor en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM). Por estos días dirige, por segundo año consecutivo, el Festival de Cine FILMADRID. Fernando estudió Filosofía en la Universidad Católica, pero junto a sus estudios universitarios hubo una época en la que se dedicó al periodismo televisivo. Ahí conoció el lenguaje de las imágenes y fue quizá la suma de esas dos pasiones lo que inevitablemente lo condujo al cine. Aunque varios de sus trabajos tratan sobre temas políticos o sociales, Vilchez dice que no es su intención hacer un “cine social”, sino “hacer cine simplemente”. “(...) Necesitamos reivindicar la posibilidad que tiene una película de quitarse de encima cualquier rasgo de solemnidad y ser, por qué no, un acto de respuesta, como un graffiti. Si ocurre un Baguazo, se responde con una película. ¿Hay otro Conga? Hacemos dos, cinco, diez películas. No en el sentido de un cine activista o militante, sino en el sentido de ver al cine como lo que siempre ha sido, un medio de expresión que puede ir del silencio al grito”, ha escrito Vílchez al explicar su trabajo. Hace una semana se estrenó Su nombre es Fujimori, su cuarto documental. El filme, al que se puede acceder gratuitamente por internet, tiene casi 500 mil visitas a la fecha. Si uno pone la palabra Fujimori en Youtube, el primer video que aparecerá es el trabajo de Vílchez. Es, una vez más, ese cine “como respuesta” del que el joven director habla.