Turismo. El cañón del Colca sin duda es un buen destino de viaje en Semana Santa, no solo por su hermosa geografía, sino también por sus tradiciones culturales y gastronomía.,“Cóndor nuestro, que estás en los cielos, venga a nosotros, hágase realidad”, parece ser la invocación de las decenas de turistas instalados en el mirador de la Cruz del Cóndor. Todos han llegado allí, al cañón del Colca, provistos de catalejos, largavistas, potentes cámaras fotográficas, para avistar el vuelo de los cóndores. Es decir, quieren verlos descender de las alturas. Otros turistas, sin embargo, prefieren seguir las recomendaciones de los guías de turismo y lugareños, quienes señalan que la hora propicia es entre las 8 y 9 de la mañana. A esa hora, las aves esperan que el sol caliente y forme una corriente de aire y les facilite el vuelo. Llegar al valle del Colca es toda una aventura. Comienza a las seis de mañana, en la ciudad de Arequipa. Pero también hay buses en horas más tempranas, tres de la mañana. PUEDES VER Declaran patrimonio fiesta del Nazareno de Tiabaya La ruta obliga a bordear las faldas del volcán Chachani, luego de trasponerlo, a sus espaldas, se atraviesa la Reserva Nacional Salinas-Aguada Blanca, donde se puede apreciar manadas de gráciles vicuñas, llamas y alpacas, además de muchas aves palmípedas, que suelen nadar en las lagunas que se forman en la estación lluviosa. El tránsito hacia el Colca, que está entre 3 y 5 mil msnm, es un regalo de la geografía a los ojos. Así, por ejemplo, antes de la bajada a Chivay, cerca de la localidad de “Chucura”, está el “mirador de los volcanes”, desde donde los visitantes pueden observar la cadena de volcanes como el Misti, Chachani, Ampato, Hualca Hualca, Sabancaya, entre otros. El Sabancaya, casi siempre, regala una intensa fumarola de cenizas al turista. En la ruta, llegar al pueblo de Chivay es otra fiesta. En su plaza se aprecian comparsas de danzantes de wititi, cuya vestimenta original es de hermosos bordados multicolores. Entre la comparsa, casi siempre se ve a algunos “gringos” bailando. El destino es llegar al mirador de la Cruz del Cóndor. En el trayecto, se transcurre por pueblitos como pintados en la geografía, todos ellos con imponentes iglesias coloniales, tales como Yanque, Achoma, Maca, Pinchollo y, finalmente, el distrito de Cabanaconde, donde bien vale una pascana, el Kuntur Wasi, que quiere decir “casa del cóndor”. Al día siguiente, es necesario levantarse temprano para ir al mirador Áchachigua, cercano al pueblo, desde donde se puede apreciar la inmensidad del cañón del Colca y los pueblos de Llatica, Tapay y otros que parecen estar colgados en sus abruptas laderas. Hasta hace poco no se tenía precisada la profundidad del cañón. En 1981, una misión polaca determinó que su profundidad era de 3.250. Sin embargo, en el 2005, con aparatos de última generación, el matemático Andrew Pietowski estableció que el cañón, por el lado norte, alcanzaba 4.160 m de profundidad y por el lado sur, 3.600 m, siendo el segundo después del cañón de Yarlung Tsangpo en China, que tiene una profundidad de 5.590 m. Para avistar a los cóndores, el mejor lugar es el mirador de la Cruz del Cóndor, que está ubicado a tres minutos en carro de la Granja del Colca, un hospedaje casi en el abismo. Desde allí se puede ver, en el flanco derecho del cañón, la cadena de volcanes del Bomboya y Seprejina. Por el flanco izquierdo, los volcanes de Hualca Hualca y Sabancaya. Y es allí, en la Cruz del Cóndor, donde aterrizó este señor de los cielos. ❧ datos Hay buses turísticos. Pasaje aprox. 25 soles, se toma en la Plaza de Armas de Arequipa. Salida 3 de la mañana. Hay buses públicos que salen del terminal a diferentes horas del día. El costo oscila entre 17 y 20 soles.