Ciencia

Los primeros habitantes de los Andes peruanos consumían más vegetales que carne, revela estudio

Un reciente estudio reveló la principal fuente de alimento en la dieta de las primeras comunidades andinas, que vivieron en el altiplano hace 9.000 años.

El estudio reveló que los primeros habitantes de los Andes peruanos consumían más vegetales que carne. Foto: AFP / Randall Haas / UC Davis
El estudio reveló que los primeros habitantes de los Andes peruanos consumían más vegetales que carne. Foto: AFP / Randall Haas / UC Davis

Un reciente hallazgo en el altiplano andino podría reescribir la historia sobre las principales dietas de los humanos primitivos. ¿El motivo? Investigadores han descubierto que los primeros pobladores de los Andes peruanos tenían una dieta dominada por los alimentos vegetales en lugar de por la carne de grandes mamíferos.

Este descubrimiento, basado en el análisis de restos óseos humanos que datan de hace 9.000 y 6.500 años, cambiaría significativamente nuestra comprensión sobre las prácticas alimentarias de las primeras sociedades humanas, conocidas popularmente como sociedades 'cazadoras-recolectoras'.

A partir de este hallazgo, sin embargo, los autores de esta investigación postulan que deberíamos referirnos a las primeras tribus humanas como sociedades 'recolectoras-cazadoras', en ese orden. El estudio se publicó este 24 de enero en la revista científica PLOS One.

 Wilamaya Patjxa se encuentra a 3.800 sobre el nivel del mar, en Puno. Foto: AFP / Randall Haas / UC Davis

Wilamaya Patjxa se encuentra a 3.800 sobre el nivel del mar, en Puno. Foto: AFP / Randall Haas / UC Davis

Los alimentos de los primeros habitantes en los Andes peruanos

El equipo de expertos, liderado por Jennifer C. Chen, de la Universidad de Wyoming, analizó restos óseos de 24 individuos encontrados en los yacimientos arqueológicos de Wilamaya Patjxa y Soro Mik'aya Patjxa, sitios ubicados en Puno, a 3.800 metros sobre el nivel del mar.

Utilizando técnicas de química isotópica, los investigadores determinaron que solo un 20% de la dieta de esta antigua comunidad estaba compuesta por carne y el otro 80% por distintos vegetales. Entre estas plantas, los tubérculos, como las papas, se identificaron como un componente esencial de su alimentación y subsistencia.

Además, el estudio de los restos de plantas quemadas en los sitios y los patrones de desgaste dental de los individuos apoyó esta conclusión. Los resultados mostraron una diversidad en la dieta humana que no había sido apreciada en interpretaciones anteriores, enfocadas mayormente en la carne.

"La sabiduría convencional sostiene que las primeras economías humanas se centraron en la caza, una idea que ha llevado a una serie de modas dietéticas ricas en proteínas, como la paleodieta", sostiene en un comunicado Randall Haas, uno de los autores del estudio.

 En 2020, este grupo de recolectores encontró en Wilamaya Patjxa restos de antiguos humanos dedicados a la caza, entre ellos el de una mujer. Foto: Randall Haas

En 2020, este grupo de recolectores encontró en Wilamaya Patjxa restos de antiguos humanos dedicados a la caza, entre ellos el de una mujer. Foto: Randall Haas

¿Adiós a la idea del hombre “cazador-recolector”?

Este descubrimiento contradice la visión establecida de que las sociedades primitivas eran predominantemente cazadoras-recolectoras, con un énfasis en la caza como fuente principal de alimentos, al menos en una pequeña parte del mundo.

"La comida es increíblemente importante y crucial para la supervivencia, especialmente en entornos de gran altitud como los Andes", dice Chen. "Muchos marcos arqueológicos sobre cazadores-recolectores o recolectores se centran en la caza y en dietas ricas en carne, pero estamos descubriendo que los primeros cazadores-recolectores de los Andes comían principalmente alimentos vegetales, como tubérculos silvestres".

El profesor Randall Haas, líder del estudio, señala que este hallazgo no solo actualiza nuestra comprensión de las primeras economías recolectoras, sino que también sugiere que presunciones equivocadas pueden haber llevado a interpretaciones erróneas en el pasado.

"Dado que los prejuicios arqueológicos han engañado durante mucho tiempo a los arqueólogos (incluido yo mismo) en los Andes, es probable que futuras investigaciones isotópicas en otras partes del mundo muestren de manera similar que los arqueólogos también se han equivocado en otras partes", señala.