En el Perú, personas con cáncer reciben este nuevo tratamiento que, en lugar de atacar las células malignas desde el exterior, hace que las defensas del paciente las combatan. El 2013, la revista Science la consideró el hallazgo del año. Aquí hay terapias en el Seguro Social, clínicas privadas y ensayos clínicos en el INEN.,Inmunoterapia: revolución contra el cáncer,Inmunoterapia: revolución contra el cáncer,Inmunoterapia: revolución contra el cáncer,En julio del 2015 un ginecólogo le dijo a Rosmery Alvarado que estaba sana. Pero no era cierto. La madre de dos universitarias de veinte años, natural de Lamas, asistente de una empresa de telefonía, sentía punzadas en la espalda, dolores en el brazo y veía que un área de su seno derecho había adquirido una forma irregular. El médico, con títulos enmarcados en las paredes de un hospital de Tarapoto (región San Martín), le dijo que no había de qué preocuparse. Sin embargo, su sobrino, un estudiante de Medicina, le dijo que sí debía: —Tía, puede ser cáncer. Y era cáncer. Cáncer de mama en estadio III. Tres centímetros y medio de tumor. "Parece un huevo estrellado", explicaban los médicos de Lima. Su cuerpo tenía una bomba de tiempo. PUEDES VER: Medio siglo de Caminos del Inca En diciembre del 2015 comenzó la batalla: cirugías, 23 sesiones de quimioterapia, 25 de radioterapia y un año de inmunoterapia. En su paso por estos tratamientos, Rosmery llevó un catéter en el pecho, decenas de oraciones y un pequeño cuaderno de hojas cuadriculadas. Era la bitácora de una guerra. Allí recordaba quién la atendía, dónde y qué drogas pasaban por sus venas. El cáncer de Rosmery era agresivo. Algunos tratamientos también lo fueron. Lo son. La quimioterapia, en la que se administran fármacos por vía endovenosa, ataca a las células en crecimiento: a las cancerosas y a las del sistema inmunológico. Ataca a los malos, pero también a los buenos. Por eso en esta lucha por destruir al tumor, los pacientes padecen efectos secundarios como caída del cabello y náuseas. Por eso necesitan alimentación y reposo para recuperar las defensas; y seguir adelante. La radioterapia, en cambio, utiliza altas dosis de radiación para destruir las células ubicadas alrededor del tumor. Es una terapia para zonas focalizadas que también puede afectar a las células buenas. En enero del 2015 Rosmery comenzó con la quimioterapia y cuatro meses después con un nuevo tratamiento que llegó al Perú cerca del 2014 y que en el mundo se conoce como "la revolución contra el cáncer": la inmunoterapia. Durante las cinco horas de terapias en una clínica de San Borja, la mujer de 53 años recibía —a través de su catéter— medicamentos contra el cáncer. Tres horas de quimio y dos de inmunoterapia. La primera etapa de la quimioterapia requería hospitalización. La inmunoterapia era ambulatoria cada tres semanas. Rosmery lo tenía apuntado en su cuaderno. El paradigma Cuando una célula dañina aparece en el organismo, el sistema inmunológico (las defensas) trata de repararla, y si no logra hacerlo, la asesina. En el caso del cáncer, sus células aprenden a defenderse de tal forma que el sistema inmune no las reconoce. "Se 'camuflan' del sistema inmunológico", explica Gilmar Grisson, gineconcólogo de la Liga Peruana de Lucha Contra el Cáncer. El tumor produce sustancias que suprimen el funcionamiento de las defensas. Estas sustancias son las mismas que el cuerpo fabrica cuando quiere controlar a su sistema inmunológico. El cáncer lo imita. Engaña a las defensas. "Es como un pase de invitación. El cáncer dice: 'este es mi pase, no me hagas nada'", dice Luis Mas, jefe de departamento de oncología médica del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). La inmunoterapia, entonces, estimula al sistema inmunológico para que luche contra las células tumorales que andan enmascaradas y replicándose por el organismo. Activas las defensas para que identifiquen a las células malignas y las ataquen directamente. No afecta a las células buenas. En noviembre del año pasado, un paciente de setenta años del Seguro Social comenzó a recibir este tratamiento para frenar el cáncer de piel (melanoma) de cuero cabelludo. Su enfermedad se extendía a otras partes del cuerpo: ya estaba entre los pulmones. Dos meses de medicamentos por vía endovenosa, cada quince días, menos de dos horas diarias y sin hospitalización: el paciente respondió a la terapia. El tumor disminuyó su tamaño. —Los primeros estudios sobre inmunoterapia dicen que hasta un 20% de los pacientes pueden vivir hasta diez años. Significa que algo funciona. No se puede decir que están curados, pero sí que no tienen la enfermedad. Hablamos de un cambio en los conceptos para el manejo de esta enfermedad avanzada que no lo podía conseguir ni la quimioterapia. La inmunoterapia se convierte en el nuevo paradigma para tratar el cáncer. Lo dice el médico oncólogo responsable del área de melanomas de EsSalud, Brady Beltrán, quien también aclara que no todos pueden beneficiarse a largo plazo de este tratamiento, cuyos medicamentos ya combaten tipos de cáncer al pulmón, a la vejiga, de cabeza y cuello, al riñón, o el Linfoma de Hodgkin (tejido linfático). En el Perú, el Seguro Social aplica desde hace cuatro meses este tratamiento, solo para casos de adultos con melanoma metastásico (tipo de cáncer de piel que avanza a otra partes del cuerpo), previa evaluación. El paciente no escoge, el médico indica. Pacientes sensibles La jefa del servicio de oncología del Hospital Militar, Milagros Huaringa, tiene diez pacientes con inmunoterapia en el sector público y privado. Explica que este procedimiento fortalece el sistema inmune; sobre todo a los linfocitos T, que reconocen y atacan a los agentes extraños (ver infografía). "Los linfocitos tienen un 'freno' que evita que se destruya a extraños. Pero este tratamiento libera ese freno y permite defenderse al organismo". En el 2013, la revista Science eligió a la inmunoterapia contra el cáncer como el principal hallazgo del año. El 2016, el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) apostó, un año más, por esta como línea de investigación de futuro en el tratamiento de la enfermedad. Los médicos dicen que es "la gran esperanza", el tratamiento que sustituirá a la quimioterapia, una terapia inocua, la revolución contra el cáncer. Desde hace tres años, en el INEN se vienen realizando estudios clínicos para acceder al tratamiento de estas enfermedades. Luis Mas precisa que no está dirigido a todos las pacientes ni a todos los casos de cáncer. "Hay indicaciones (clínicas) que determinan cuándo un paciente (adulto) puede ser sensible a esta terapia". A la fecha está aprobado para algunos cáncer de pulmón, vejiga, riñón, melanoma. En enero se reportaron seis pacientes. Los tratamientos de inmunoterapia son costosos. La oncóloga Milagros Huaringa detalla que un tratamiento puede variar entre 12 mil (cada tres semanas) y 15 mil soles. El procedimiento de Rosmery Alvarado costó 8 mil soles cada tres semanas, pero fue cubierto por un seguro oncológico. En el INEN, el Sistema Integral de Salud no cubre estos gastos. —Rosmery tuvo buenos resultados —dice Mauricio León Rivera, director del Centro Detector del Cáncer y oncólogo de la clínica Ricardo Palma, quien la operó hace dos años y la vio hace poco más de una semana. Rosmery, que recibió tratamiento de inmunoterapia con el medicamento Trastuzumab, no presenta indicios de la enfermedad. Ella sigue los cuidados. No se confía. El doctor León dice que los tratamientos contra el cáncer son como las patas de una mesa: cirugía, quimioterapia, radioterapia y, la cuarta, la inmunoterapia. No son excluyentes. "Pero, de todas, la última es la mejor porque es más moderna, tiene menos efectos colaterales y funciona mucho. Aunque claro, hay cánceres que no responden al tratamiento". El médico dice que los casos que hace veinte años podían morir, ahora encuentran cura. "Es el arma más mortífera contra el cáncer". Rosmery lo toma con cautela, pero parece feliz. La semana pasada vino a Lima para un chequeo médico. Llegó sola, como hace dos años, pero sin el cuaderno donde apuntaba sus tratamientos. No lo necesita. Lo dejó guardado en Tarapoto. Hubo buenas noticias.