Mafias. Denuncia a 23 miembros del clan y pide arresto de cinco de ello. Antecedentes por tráfico de drogas de los hermanos Soto Aranda y llamativos signos exteriores de riqueza despertaron la atención de la policía. Doris Aguirre. De adentro para afuera, la familia Soto Aranda se presentaba como propietaria de una exitosa cadena de empresas supuestamente dedicadas a la minería, pesquería, lavandería, gastronomía y turismo. Pero de afuera para adentro los Soto Aranda eran proveedores de toneladas de cocaína de mafias internacionales que exportan droga a Estados Unidos y Europa, según confirmaron a La República fuentes del Ministerio Público. El titular de la Tercera Fiscalía Especializada en Crimen Organizado, Orestes Milla López, procedió a denunciar a 23 miembros de la familia Soto Aranda, sin embargo solo requirió la detención de cinco: Héctor, David, Cuenen, Ruth Soto Aranda y Heber Farfán Loyola. El primero y el último están presos, mientras que Ruth fue liberada en menos de 24 horas y el segundo y tercero de sus hermanos están prófugos. Un informe de inteligencia antidrogas que llegó a manos de la Divila indicaba que los hermanos Soto Aranda, naturales de Huánuco y con antecedentes por narcotráfico, habían comenzado a manifestar llamativos signos exteriores de riqueza cuyo origen se presumía era el tráfico internacional de drogas. El pasado acusa Ya iniciada la investigación a la familia Soto Aranda, el 10 de marzo de este año, en Huancayo la policía antidrogas intervino el vehículo de placa RIU-131 cuya dueña es Ruth Soto Aranda, hermana de David, Héctor y Cuenen. En la camioneta se encontró camuflados 62 kilos de cocaína de alta pureza. Con el hallazgo del estupefaciente, la Dirandro confirmó que la familia se dedicaba al negocio de la droga. Por cierto, Ruth Soto estuvo presa por narcotráfico en el penal Santa Mónica, en 1994, en un caso en el que estaba implicado otro miembro de la familia: su hermano Raúl Soto Aranda. Las pesquisas de la Divila detectaron que la familia Soto Aranda tiene un desbalance patrimonial de 15 millones de soles, dinero que sería producto del narcotráfico, de acuerdo con la denuncia del fiscal Milla. El principal componente del enriquecimiento indebido de los Soto Aranda es el conjunto de 20 inmuebles ubicados en Miraflores, Santiago de Surco, Ancón, Los Olivos, San Martín de Porres y en la ciudad de Huánuco. La familia no logró demostrar con documentos la procedencia legal de estos bienes. Los agentes antilavado descubrieron además una red de 10 empresas con las que los Soto Aranda lavaban los activos que obtenían del tráfico de drogas. Para evitar el seguimiento policial, las compañías estaban a nombre de testaferros, la mayoría reclutados del entorno familia. Por este motivo, el Ministerio Público ha comprendido en la investigación a María Aranda Gavidia, madre de los Soto Aranda, y a sus hijos Gloria, Yibes y Betty Soto Aranda, aparte de los mencionados Héctor, David, Cuenen y Ruth. Un negocio familiar A los mencionados se suman Herber Farfán Loyola, esposo de Ruth Soto Aranda, y sus hijos Greis, Clementina y Andres Farfán Soto. Y con ellos, Perla Chávarri Villavicencio, cónyuge de Héctor Soto Aranda, Jessica Tapia Chanamé, esposa de Cuenen Soto Aranda, y Elva Rimachi Túnjar, mujer de Raúl Soto Aranda, entre otros. Según fuentes policiales y fiscales, la familia Soto Aranda se dedica desde hace una década al acopio, distribución y comercialización de cocaína para abastecer a organizaciones internacionales. Hay hechos que así lo confirman. El 15 de julio de 2001, la Policía Antidrogas emitió un atestado en el que señala que los hermanos Héctor y David Soto Aranda, y el primo de ambos, Jorge Soto Ureta, forman parte de una red internacional de Tráfico Ilícito de Drogas. David Soto cuenta con 2 órdenes de captura dictadas por el 11º Juzgado del Crimen de Santiago de Chile, por su relación con el tráfico de drogas hacia ese país. En enero de este año, Cuenen Soto Aranda resultó involucrado en la incautación de 125 kilos de cocaína en el Callao. La policía antidrogas lo sindicó como el coordinador del despacho del alijo de estupefacientes con destino a España. Está prófugo. El fiscal Orestes Milla confirmó a La República que denunció a 23 personas de la familia Soto Aranda por lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Limpiadores de nichos y cantantes David Soto Aranda al ser interrogado por el fiscal Orestes Milla sobre el origen de su fortuna, afirmó que desde que era niño cantó hasta los 16 años y durante ese tiempo pudo juntar propinas hasta acumular US$ 30 mil. Relató que en 1994 viajó a Chile donde se desempeñó como representantes de ferias chilenas y abrió un restaurante de comida peruana, hasta que se retiró en 1998 después de amasar más de millón y medio de soles. Pero el Estado de Chile informó que David Soto nunca tuvo actividades comerciales en el vecino del sur. Respecto a Héctor Soto Aranda, explicó a la fiscalía que la principal fuente de riqueza que posee es el resultado de dedicarse a la venta de granos verdes. Señaló que entre 1992 y 1997 vivió en Chile y que con su hermano David se dedicó a la gastranomía. En el caso de Cuenen Soto Aranda, manifestó que empezó a cultivar fortuna con el dinero que ganaba limpiando nichos de cementerios y lavando vehículos. Y que en 1994 partió a Chile para ayudar a sus hermanos David y Héctor en el negocio de restaurantes. Indicó que retornó a Lima en 1998 y que desde entonces abrió una fábrica de zapatos y una cebichería.