A pesar de la buena voluntad que parece flotar por todas partes, el encargo de la PCM, llena de encargos disímiles y numerosos, es complicado.,¿Qué significa hoy César Villanueva? Tiende a ser descrito como una buena decisión política de Martín Vizcarra, como hombre clave en el derrocamiento de PPK, o como el operador de un acuerdo Ejecutivo-Legislativo. Quizás las tres atribuciones son facetas de una sola percepción: este político sanmartinense se las trae. A pesar de la buena voluntad que parece flotar por todas partes, el encargo de la PCM, llena de encargos disímiles y numerosos, es complicado. Un presidente activo es en sí mismo un mensaje a su primer ministro: sus tareas son políticas en extremo, pero a la vez su perfil no debe exceder los límites de un coordinador del gabinete. Si el perfil de Villanueva sube demasiado, puede terminar produciendo una situación siamesa, por lo general antesala de un distanciamiento, y hasta de un conflicto interno. A partir de un momento repetir la consensualidad que se logró para poner a PPK al filo de la vacancia no va a ser fácil para Villanueva, ni para nadie. Menos todavía si Vizcarra empieza a ser visto por las fuerzas del Congreso como una especie de consensuador de última instancia para las discrepancias más ásperas, una fuerte posibilidad. La buena marcha de Villanueva se apoyaría en un par de premisas. Una es que el estilo pugnaz de Fuerza Popular efectivamente se haya moderado, y que eso dure. Otra es que una buena relación con esa mayoría FP no lleve a la izquierda a la confrontación, y de allí a la protesta en las calles, incluso como parte de la próxima campaña electoral. Como que la situación a partir de aquí exigiría hacer acuerdos suaves, puntuales, que no puedan ser considerados propiamente pactos o compromisos excluyentes, y que en consecuencia no le pisen los callos a nadie. Además los acuerdos tendrían que ser con los sectores con real capacidad de hacer problemas, que hoy son casi todos. ¿Es el nuevo premier el hombre para esta tarea conciliadora? Tiene a su favor buenos modales, experiencia de gobierno en un espacio regional (que siempre son escenarios de discrepancias insistentes), una relación fuerte con Vizcarra. Tiene en su contra no tener realmente más base de apoyo personal que el Poder Ejecutivo.