La debilidad también puede construir un gobierno fuerte.,Pedro Pablo Kuczynski tuvo que renunciar debido a los graves errores de su presidencia, pero la responsabilidad de ese desenlace es compartida con un congreso corrupto, mediocre y abusivo, algo de lo que el nuevo presidente Martín Vizcarra debe ser consciente con el fin de construir un gobierno que sea viable y de progreso para el Perú hasta el 28 de julio de 2021. Kuczynski exhibió una absurda impericia con muchas expresiones de frivolidad como el desprecio a la política; mintió para salir de todo apuro; y tuvo un gran desorden administrativo que le impidió tener prioridades y asignar bien los recursos. La otra parte de esta historia penosa la escribió Keiko Fujimori por haber dedicado, desde el inicio, su mayor esfuerzo a derribar a Kuczynski por la enorme frustración que le produjo que la haya derrotado. Ojalá que ahora que ya lo consiguió se haya saciado su necesidad de venganza. El congreso profundizó en el último año y medio la mediocridad y corrupción que domina a este poder del estado desde hace tiempo, pero le agregó el abuso por la ambición de dominar instituciones claves — poder judicial, ministerio público, TC o CNM—, con interpretaciones abusivas para beneficiar su interés particular. Tanto en el gobierno como en las distintas oposiciones, el telón de fondo de la política peruana en este período ha sido la corrupción, buscando blindarse de las acusaciones o usando la anticorrupción como biombo para el ataque al adversario. El desafío del flamante presidente Vizcarra es construir un gobierno que sea viable y provechoso para el Perú durante los siguientes tres años y medio, a partir de la debilidad evidente con la que arranca. Pero desde la debilidad también se puede edificar un gobierno fuerte, lo cual solo puede realizarse con una agenda clara; una gestión pública eficiente para cumplirla; y construyendo legitimidad social que otorgue credibilidad ante la población para enfrentar los riesgos de un adversario que hoy lo aplaude pero que buscará derribarlo si se siente amenazado si es que el presidente Vizcarra cumple el propósito que anunció ayer en un buen mensaje de que dedicará “su mayor esfuerzo a luchar contra la corrupción, venga de donde venga, cueste lo que cueste”. La apuesta por el pacto social entre gobierno y oposición que anunció el presidente Vizcarra es valioso, pero, como agregó, un requisito para lograrlo es que se fundamente en el respeto y la tolerancia, algo que sería un gran cambio en el país.