El efecto de mediano plazo de vacar al presidente PPK.,Hoy que se vota en el congreso la admisión del pedido de vacancia del presidente Pedro Pablo Kuczynski es oportuno reiterar una idea que ya no es muy original, pues la han mencionado varios políticos y comentaristas —incluida esta columna—, pero sí relevante: la peligrosa consecuencia de esta decisión en el futuro del país. En efecto, hoy a las 9 a.m. en la sesión plenaria que Luis Galarreta tendrá el gusto de presidir —pues para eso fue que Keiko Fujimori lo (im) puso al frente del congreso, el pleno votará la admisión del pedido de vacancia “por permanente incapacidad moral”, lo cual requerirá el voto del 40% de congresistas hábiles. Cada quien tiene una opinión sobre el tema, y la de esta columna se ha precisado hace unos días: con la información disponible hasta hoy, si GfK le preguntara por el desempeño de PPK lo desaprobaría, pero si tuviera un sitio en el congreso, votaría contra la moción de vacancia por creer que, siendo graves las acusaciones que le han planteado, deben ser dilucidadas en la justicia. En la justicia, en procesos rigurosos e imparciales, y no en el circo romano de mototaxistas con más audacia que caña que regenta la emperatriz Keiko I con la batuta de su gladiador Mauricio Mulder, cuyos intereses no son que se conozca la verdad para que se apliquen las condenas que correspondan, sino evadir las graves acusaciones de corrupción que amenazan la estabilidad de la dirigencia de sus partidos. Pero más allá de la consecuencia en el futuro de la presidencia de Kuczynski, el impacto más relevante estará en el mediano plazo pues el Perú se acostumbrará a traerse abajo un mandato ante motivos no previstos en la constitución y referidos a la capacidad de la oposición de turno de juntar los votos para traerse abajo a un jefe de estado. El Perú ha sufrido malos presidentes y los ha aguantado a duras penas seguramente para evitar el trastorno político de mediano plazo que produce la destitución de un presidente. Por ejemplo, el primer gobierno de Alan García, que produjo un colapso social de gran magnitud por la irresponsabilidad del presidente. Vacar a Kuczynski porque su gobierno tiene un mal desempeño, porque indultó a Alberto Fujimori, porque le mintió al país o, en fin, por varias otras razones, no tiene fundamento, pues con ese argumento casi ningún presidente del último medio siglo —con la excepción de Valentín Paniagua— debería haber terminado su mandato.