A Jorge Barata solo le basta recurrir a los archivos del Departamento de Operaciones Estructuradas, así como lo hicieron varios delatores de Odebrecht para reducir la condena que les esperaba.,El Departamento de Operaciones Estructuradas era un sistema secreto y compartimentado de pagos ilegales que montó la constructora Odebrecht para sobornar a funcionarios públicos y financiar campañas electorales por todo el mundo con el único propósito de ganar millonarios contratos de obras públicas. De los expedientes judiciales de los casos que tuvo a cargo el magistrado Sergio Moro se desprende que se trataba de un esquema de corrupción, montado con moderna tecnología que identificaba a los que daban las órdenes de pago, a los que ejecutaban los desembolsos y a los beneficiarios del dinero sucio. Haber atrapado a los funcionarios del departamento que estaban bajo el mando directo de Marcelo Odebrecht, facilitó a las autoridades brasileñas acusar a 280 personas y recuperar más 3 mil millones de dólares. A Jorge Barata solo le basta recurrir a los archivos del Departamento de Operaciones Estructuradas, así como lo hicieron varios delatores de Odebrecht para reducir la condena que les esperaba, y de este modo conseguir el sustento documental sobre las aportaciones millonarias a las campañas políticas de los partidos peruanos. Así que la versión de que las confesiones de Barata carecen de valor porque supuestamente no cuenta con pruebas, está desprovista de fundamento y circula con el interés de desvirtuar las investigaciones del Ministerio Público. Sin la intervención de la contabilidad informatizada y el acervo documental del Departamento de Operaciones Estructuradas -que prueban que los funcionarios acreditaban los desembolsos para las planillas o los pagos eventuales, y que se comunicaban mediante correos electrónicos encriptados-, las autoridades brasileñas no habrían logrado la captura de 80 mil documentos incriminatorios y la identificación de más de 21 mil transacciones bancarias, entre los que muy probablemente se encuentran los beneficiarios peruanos, varios de los cuales, ante la incriminación de Barata, han dicho: “Yo no sé nada”. Están fritos.