La prisión preventiva fue vista a su vez como el puntillazo final de ese declive.,La cárcel ha mantenido a Ollanta Humala y a Nadine Heredia relativamente lejos del candelero. Ya antes de esto se consideraba que sus carreras políticas, juntas o por separado, se habían empantanado, básicamente por la impopularidad con la dejaron el gobierno. La prisión preventiva fue vista a su vez como el puntillazo final de ese declive. Quizás el tiempo ha emparejado un poco las cosas. Por lo pronto muchos de los principales políticos de la hora vienen padeciendo el efecto Odebrecht, en diversos grados y con distintas perspectivas. Para algunos lo excepcional en el caso de Humala y Heredia es sobre todo que estén presos, una condena que han sobrellevado con fortaleza. Algo que será tomado en cuenta más adelante. No tienen muchos puntos políticos a favor. Su partido se hizo trizas cuando Humala todavía ocupaba la presidencia. No están asociados realmente a ningún planteamiento que se pueda apoyar o rechazar. Su aparato de defensa ha sido de poco impacto. Luego están las serias acusaciones irresueltas de tiempos anteriores a la presidencia. Sin embargo la prisión preventiva misma ha ido virando a su favor, en la medida que cada vez más gente, y más abogados, la considera innecesaria, o por lo menos injusta, y una muestra de ensañamiento. La comparación con algunas libertades que circulan por allí también lo ha favorecido, y una posible excarcelación ha entrado al terreno de lo razonable. No se entiende por qué no pueden enfrentar sus juicios libres. De otra parte, algunas comparaciones con el gobierno actual han empezado a poner la gestión de los Humala bajo una mejor luz, como ese tiempo pasado que siempre es automáticamente extrañado. Por ejemplo las cifras económicas comparadas entre los años que llegan al 2016 y lo que ha comenzado en el 2017, aunque ese siempre puede ser visto como un mérito a medias. Pero el camino de regreso a la política puede resultar largo. Pues aun en libertad ambos enfrentarían la clásica maraña de casos que enreda a los políticos en desgracia. Aunque en verdad todavía no se sabe cómo van a ser las pesas y medidas de la política futura con tantas figuras justa o injustamente manchadas por Odebrecht, o por cualquier otra acusación.