El arte de la mentira y de la calumnia embarra la política.,Vladimiro Montesinos y su combo para armar psicosociales para el gobierno de Alberto Fujimori deben estar orgullosos por su gran número de seguidores en estos días, pero muy decepcionados por su tremenda torpeza. Un ejemplo es la aprobación por unanimidad en la comisión de fiscalización del congreso de un informe final que concluye que Ollanta Humala se relacionó con el ‘envenenamiento’ de Emerson Fasabi porque este robó las agendas de Nadine Heredia. Esto fue rebotado por varios medios como corresponde a la noticia de un presidente que asesina a una persona humilde por venganza. El ‘único’ problema es que todo era mentira, como quedó en evidencia en el reporte de Ricardo Uceda de ayer en La República: “Lo más chocante es que el informe no lo demuestra”. Nadie está libre de cometer errores. Este periodista, por ejemplo, se equivocó anteayer en twitter sobre un comentario de la congresista Cecilia Chacón, pero apenas fui advertido, procedí a la rectificación inmediata. No sorprende que el presidente de la comisión, el congresista FP Rolando Reátegui, exhiba vocación por el arte de la mentira y la calumnia, pero sí es, en efecto, chocante la unanimidad imprudente de la comisión y la complicidad al menos por irresponsabilidad -aunque es obvio que hay mucho más- de varios medios. Como en el ataque sin fundamento al chifa Asia de Independencia, en las versiones disparatadas e interesadas sobre el TC y El Frontón, o en la agresión idiota a las tablas de Sarhua, el modus operandi es el mismo: se lanza una mentira para que sea seguida por muchos incluyendo a algunos sectores del periodismo y las redes. Es así de simple. Hace más de una década, el publicista argentino Daniel Borobio, que había sido parte del aparato de propaganda fujimontesinista y estaba prófugo en Chile, me planteó una ‘primicia’ para el diario Perú.21 que entonces yo dirigía: que él era asesor de imagen del presidente Alejandro Toledo. El problema es que no aportaba pruebas de ello más allá de unos emails de apariencia ‘trucha’. Cuando le pedí más evidencia, me respondió algo así como ‘¿y cuál es el problema?, lanzas nomás la noticia, haces ruido, es una primicia y vendes diarios’. La combinación de la mentira con la irresponsabilidad sigue enmierdando la sociedad peruana, especialmente la política gracias a un esfuerzo bien afinado entre algunos partidos y congresistas, medios, locutores, blogs de temas políticos y una potente armada que inundan las redes.