Puede ser que, a diferencia de Fernando Belaúnde y su concepción trasnochada del mundo, PPK esté ensayando una jugada ajedrecística desesperada.,En la primera mitad de la década de los ochenta, el entonces presidente Fernando Belaúnde afirmó que los integrantes de Sendero Luminoso eran abigeos. Más adelante revisó esa peculiar afirmación y explicó a la nación que se trataba de una guerrilla cubana. Su acercamiento a la comprensión del fenómeno terrorista nunca concluyó. Lo último que se supo es que había arrojado al tacho de papeles un informe sobre la violencia en las zonas altoandinas, preparado por Amnistía Internacional. Ese mecanismo de pertinaz negación de la realidad tiene varios nombres en la teoría psicoanalítica: desmentida, alucinación negativa o, lisa y llanamente, negación. No son sinónimos pues aluden a formas específicas de borrar activamente la percepción de algo que se encuentra frente a tus narices, pero que entra en conflicto con tu equilibrio psíquico. Sin embargo, todos tienen en común la construcción de una visión (o no visión) que se adapte a tus necesidades internas. En modo Belaúnde, el presidente Kuczynski ha dado una entrevista a RPP en donde ha asegurado que “aquí hay un esfuerzo de revolución de extrema izquierda.” Se refería al nuevo intento congresal de vacarlo del cargo, promovido por el Frente Amplio y Nuevo Perú. Como se trata de la primera entrevista en dos meses, es de suponer que ha tenido tiempo suficiente para meditar acerca de esta situación. Lo cual hace su análisis aún más inquietante. Porque si bien es cierto que los dos grupos citados son de izquierda, y es comprensible que desde el lugar en que se ubica PPK puedan parecer de extrema izquierda, el detalle que está obviando el mandatario es que dicha propuesta sería apoyada por el bloque de Fuerza Popular. Que no es precisamente de extrema izquierda, sino todo lo contrario. Esto sin tomar en cuenta, dado que el entrevistador no se lo preguntó, que por lo menos la mitad del país está de acuerdo con que se vaya y lo reemplace el vicepresidente Vizcarra. Por incapacidad moral y un liderazgo inexistente. Puede ser que, a diferencia del fundador de Acción Popular y su concepción trasnochada del mundo, PPK esté ensayando una jugada ajedrecística desesperada. Es decir, que sepa lo que está ocurriendo y, por decirlo de algún modo, se esté haciendo el loco, en espera de que su ángel de la guarda no lo abandone ni de noche ni de día. En cualquier caso, su actitud adolece de una irresponsabilidad temeraria. Ya sea que no entienda lo que está sucediendo o que sí lo haga pero actúe cínicamente, las consecuencias son igualmente nefastas para la gobernabilidad del país. Todo lo cual no nos exime de nuestra propia responsabilidad por haberlo elegido, aún a sabiendas de que era una opción riesgosa. Pero aún en estas circunstancias desastrosas, sigue siendo preferible a la de colocar a Keiko Fujimori y su violento autoritarismo en el poder. Nos toca vivir con eso y arreglárnoslas. Los peruanos estamos habituados, cierto, pero también sería una buena idea ir aprendiendo de nuestros errores.