La presidencia de PPK en un momento crucial y decisivo.,La muy frágil presidencia de Pedro Pablo Kuczynski –la más débil quizá desde la de José Luis Bustamante y Rivero– ha entrado en cuidados intensivos por la versión ofrecida por Odebrecht a la comisión lava jato de que, siendo ministro de estado, le cobró honorarios a esta empresa. Que Odebrecht haga esta revelación ahora como parte de una negociación con Fuerza Popular para cambiar el perjudicial D.U. 003, y así descongelar sus activos en el país, importa poco frente a la grave implicancia de su develamiento. Es muy grave porque un ministro no puede trabajar, mientras ejerce el cargo, para ninguna empresa privada y, especialmente con una con la que el estado negocia un contrato tan grande como la interoceánica. La gravedad obedece a que, para decirlo de un modo claro y directo, se puede traer abajo la presidencia de PPK en breve si se comprueba la veracidad de lo dicho por Odebrecht. Por ello, es decir, por la implicancia sobre la institucionalidad del país, se debe aguardar con prudencia la respuesta del presidente de la república, la cual se requiere con urgencia. El jefe de estado ha respondido que lo hará ante la comisión lava jato, lo cual, en la compleja circunstancia actual, es conveniente pero no es lo más importante porque a quien el presidente debe hablarle es al país. Por ello, era urgente que el presidente PPK respondiera anoche mismo para, si está en condiciones de hacerlo, pues le acompaña la verdad, desmentir lo señalado por Odebrecht de manera tajante y rotunda, sin medias tintas ni contradicciones como lo ha hecho hasta ahora. Con la misma energía, por ejemplo, con que el ex presidente Valentín Paniagua rechazó y desmontó, en el mismo día, en vivo en un programa de televisión, la patraña que le montaron sectores vinculados a la mafia para traerse abajo su presidencia de transición democrática. No es lo que, lamentablemente, hizo anoche PPK. La viabilidad de su presidencia depende ahora de esa respuesta al país que ojalá ocurra pronto y sea convincente, porque su caída haría, además, inviable la sucesión de acuerdo a lo previsto por la constitución, pues el gobierno sería incluso más frágil que ahora. Todo lo cual no debe llevar a olvidar que el presidente no está solo en esta danza del descalabro institucional, pues Keiko Fujimori está muy comprometida con la justicia, que es la razón por la cual ella y su partido quieren traerse abajo al fiscal de la nación Pablo Sánchez, además de la presidencia de PPK.