La mayoría de los análisis lo está llamando una apuesta riesgosa. De hecho el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Washington es un golpe de mano cuyos efectos todavía son impredecibles. La lista de los descontentos es larga, pero el alcance de las diversas reacciones todavía está por verse. ¿Por qué tomó Donald Trump la decisión? Para Marc Lynch, de The Washington Post, la medida podría ser clave para la estrategia regional de los EEUU. Paradójicamente se trataría de acercar más a Israel y Arabia Saudita, que hoy comparten una enemistad común con Irán y el terrorismo islámico. Esto, dice Lynch, ya estaría pesando más que los intereses palestinos. Pero Arabia Saudita, como el resto de los musulmanes del mundo, se ha manifestado en contra de la decisión, llamándola “injustificada e irresponsable”. Como era de esperar, los palestinos se han puesto en movimiento hacia una nueva intifada. En verdad solo el gobierno de Israel ha saludado la decisión. Benjamín Netanyahu la ha llamado histórica, valiente y justa. Desde la Guerra de los Seis Días (1967) Jerusalén está, para las Naciones Unidas y una mayoría de sus miembros, en una situación de negociación suspendida. La ciudad no es solo una presa disputada entre israelíes y palestinos, sino sobre todo el epicentro de varias religiones nacidas entre sus muros. Ninguna de las dos cosas se va a modificar con el ucase de Trump. Entre los que se oponen de plano está el papa Francisco, quien ha hecho un “llamamiento desesperado para que todos se comprometan a respetar el statu quo de la ciudad, en conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas”. Jerusalén no es solo una ciudad sagrada católica, sino de toda la cristiandad. Además de la religión están los mandatos del derecho internacional. En esa línea la Cancillería peruana “mantendrá su embajada en Tel Aviv, en estricto cumplimiento de las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU que establecieron el estatuto especial de Jerusalén”. Al obligar a amigos de Israel, como es el caso del Perú, a tomar distancias, en el fondo Trump está sacrificando los mejores intereses de Israel sobre el altar de los intereses inmediatos de Washington.