Cómo el arte puede contribuir al cambio social.,Que el arte puede ayudar al cambio social mediante la identificación de actitudes contrarias a una vida digna, como las manifestaciones que fomentan el maltrato a la mujer, se constata en una obra en cartelera: Taller de reparaciones. Muy bien dirigida por Diego Lombardi Pollarolo y con actuaciones estupendas de Oscar López Arias, Joaquín de Orbegoso, Daniel Neuman y Gabriel Gil, Taller de reparaciones es una obra escrita por el dramaturgo y actor norteamericano John Pollono, que se exhibe en el teatro Ricardo Palma de Miraflores, sobre cómo las costumbres cotidianas de las personas se convierten en catalizadores del ultraje a la mujer. Todo ocurre en un taller de mecánica en donde tres hombres dialogan sobre las mujeres de una manera misógina, dando lugar a un desenlace que se demora un poco en llegar pero que, cuando ocurre, le da sentido a todo lo anterior y ayuda a entender cómo, involuntariamente, la gente contribuye a fortalecer una costumbre social perversa. “Es una obra que nos muestra cómo nosotros casi sin darnos cuenta hemos generado un caldo de cultivo para que el maltrato a la mujer sea cosa de todos los días”, señala Lombardi sobre Taller de reparaciones. Ver esta obra constituye una respuesta sencilla y contundente para desarmar las visiones de muchos peruanos de que hay mujeres que, por vestir como quieran vestir, o ir a un bar, se están comprando “todas las figuritas para que las maten”, como se acaba de comentar a propósito de la voleibolista Alessandra Chocano que falleció en un edificio de Miraflores. Ahí radica a la actualidad de esta obra de teatro para una ciudad como Lima que está clasificada como una de las cinco ciudades más peligrosas del mundo para las mujeres. El teatro y, en general, el arte, puede ser –como Taller de reparaciones– un estupendo vehículo para advertir defectos en la sociedad que conducen a resultados muy negativos. Por ello, es preocupante la posición de Fuerza Popular, a través de la congresista Cecilia Chacón, cuando sostiene que “es lamentable que el Presidente prefiera darle dinero al ministro de Cultura para que haga películas independientes y no considere pensiones de los miembros de las fuerzas armadas y policiales”. Lo cual lleva a recordar a Winston Churchill cuando le plantearon, durante la segunda Guerra Mundial, eliminar el presupuesto que tenía la cultura para usarlo en gasto militar, y contestó escandalizado: “¿Quitarle el presupuesto a la cultura? ¡Entonces para que luchamos!”.