El fujiaprismo está desplegando una serie de acciones desesperadas para impedir la investigación de corrupción de sus líderes. Las acusaciones constitucionales contra el Fiscal de la Nación y contra cuatro miembros del TC y la presión de la Comisión de Constitución del Congreso para obligar a PPK a declarar ante la Comisión del Lava Jato son movidas estratégicas que se encaminan a un golpe del Congreso fujimorista. Todo indica que el Apra y el fujimorismo han perdido el tradicional control que ejercían sobre los fiscales. Hasta hace poco venía funcionando la capacidad de encubrimiento de algunos fiscales que arrastraban los pies cuando tenían que investigar a KF y a AG. De repente la situación ha cambiado para bien por razones que aún no sabemos con claridad. Es probable que el hostigamiento sostenido y las amenazas burdas contra el Fiscal de la Nación y contra otros fiscales encargados de investigarlos hayan sido un boomerang que ha producido efectos contrarios a los esperados. La acusación constitucional contra el Fiscal de la Nación ha generado, por ejemplo, una reacción más dura y firme del acusado y ha convocado la solidaridad del cuerpo de fiscales. La Comisión del Lava Jato, organizada para acusar a los enemigos del fujiaprismo y para lavar la cara a sus líderes, tampoco ha logrado sus objetivos. Incapaz de producir datos propios sobre la corrupción, buscó a la mala apoyarse en datos prestados de la fiscalía que los obtenía, a su vez, de los organismos brasileños y norteamericanos de justicia y de la información financiera de Suiza. Los roces permanentes entre esa comisión y la fiscalía han terminado en un conflicto de poderes. La designación de fiscales ad-hoc para investigar a los líderes del fujiaprismo, la acusación contra KF y AG de estar a la cabeza de organizaciones criminales, la decisión firme de interrogar a Odebrecht y de concederle facilidades a Barata para que diga toda la verdad sobre la corrupción en el Perú han sacado de sus casillas a la mayoría del Congreso que ha comenzado a disparar acusaciones constitucionales contra algunos organismos de control. Todas estas movidas estratégicas desesperadas constituyen casi una confesión de culpa del fujiaprismo antes de saber lo que dirán realmente Odebrecht y Barata a los fiscales peruanos que investigan a KF y AG. ¿Tendrán algún efecto estas amenazas en los fiscales?, ¿se mantendrán decididos y firmes en la lucha contra la corrupción o arrugarán ante las amenazas del fujiaprismo? No lo sabemos. Es posible, sin embargo, que se mantengan firmes si reciben el respaldo decidido del Poder Judicial, de los ciudadanos, de la sociedad civil, de los medios, de las organizaciones políticas contrarias al fujiaprismo. ¿El fujiaprismo mantendrá todas estas amenazas contra los organismos de control? Mi hipótesis es que si las declaraciones de Odebrecht confirman la corrupción de sus líderes van a cumplir sus amenazas antes de acabar en la cárcel. Pienso, sin embargo, que no tendrá éxito un golpe parlamentario si hay la resistencia firme del gobierno, de los ciudadanos, los medios y de las organizaciones políticas antifujimoristas.