“Gracias Zaperoko por el mensaje, ahorita mismo la mato” es el primer comentario en el video de YouTube que la orquesta chalaca ha colgado remixeando a la cubana Sonora Matancera, otrora difusora de esta canción de José Antonio Morillas Lizancos (1979). Otro comenta: “qué hermosa canción, hasta la letra tiene sentimiento…” Los comentarios de los videos de YouTube siempre pueden ser peores que los del resto de redes sociales. Esta canción que, seguramente, hasta yo misma bailé en mi juventud sin saber siquiera de lo peligroso que es su mensaje, es una muestra de lo que hacemos y bailamos quienes nos encontremos insertos en un sistema patriarcal dependiente que, a través de sus productos culturales, difunde el machismo como estrategia de dominación. Víctor Vich lo ha dicho de manera impecable en un post de La Mula: “¿Cuál es la manera profunda de combatir la violencia contra la mujer? Insisto: ¿De qué sirve meter a la cárcel a los violadores si tenemos una cultura que “produce” violadores todos los días?” Lo que plantea el profesor de la Universidad Católica es “deconstruir la masculinidad hegemónica” que en buena cuenta consiste en cuestionar los roles tradicionales en los cuales peruanas y peruanos nos hemos “engenerado”. Todos aquellos roles que, a lo largo de nuestra educación y medio social, nos han enseñado como si fueran los únicos y los verdaderos. Debemos cuestionar estereotipos como que los hombres no lloran y las mujeres lloran demasiado; cuestionar la pertenencia de la mujer a su pareja varón como si se tratara de un objeto y tampoco viceversa. Entender que la violencia estructural de nuestro país no se fue cuando cayó Abimael Guzmán o cuando sentenciaron a Alberto Fujimori. Comprender que los altos índices de violencia sexual y de feminicidios en América Latina están vinculados a una cultura de la violación que todos recreamos día a día si seguimos invisibilizando los instrumentos que la mantienen vigente. Por eso cito nuevamente a Vich: “La estrategia central para combatir la violencia de género –la más importante quizá– debe concentrarse en desmontar el imaginario machista. Para eso son necesarias las políticas culturales”. No solo la educación sino la cultura en su ámbito amplio y en su concepto antropológico. Si la gente lee más no serán necesariamente más buenas personas, pero entenderán mejor las cosas, podrían desarrollar un espíritu crítico y podrán tomar decisiones. Un cambio cultural es un cambio lento que no se rige por las normas legales. Pero por algo se comienza. Es cierto que las mujeres necesitamos aclarar nuestro papel en la sociedad, dejar de sentirnos culpables y empoderarnos para reclamar nuestros justos derechos. Pero es imprescindible que los hombres entiendan que la cultura machista, además de exigirles pruebas perversas y tortuosas de su masculinidad, les hace creer que son superiores y que toda relación con una persona mujer o trans o bigénero, es vertical, jerárquica y subordinada. Ese sentido común debe explotar y dejar de ser un mandato. #NoalaPenadeMuerte