Políticos que actúan como si la gente no se diera cuenta.,La política, aquí y en todos lados, es una actuación, pero en el Perú sus actores actúan como si la gente no se diera cuenta de la farsa. Como esta semana en la comisión Lava Jato cuando Keiko Fujimori asistió a una farsa en la que quienes deben investigar se pusieron a blindarla. La jefa de Fuerza Popular respondió las ‘inquietudes’ de un grupo de congresistas que simuló, con poco éxito, proyectar la imagen de interés por la verdad, pero lo que se confirmó fue el pacto fujiaprista para blindar a Keiko Fujimori como en breve lo hará con Alan García. Ante la mirada complaciente de sus interlocutores, Fujimori no respondió ni quién fue el tesorero de sus campañas, especialmente de la presidenta del grupo, Rosa Bartra, quien es obvio que fue puesta ahí para proteger a su jefa y no para investigar. Algo que pone en cuestión la utilidad real de comisiones parlamentarias de investigación que solo protegen a políticos, como la justicia lo hace con Joaquín Ramírez y el ex presidente del Regatas Gustavo Salazar. Pero la actuación patética de Bartra no es la única que estalló esta semana. Una justificadora de las agresiones de los hombres a las mujeres como Maritza García preside la comisión de la mujer; Bienvenido Ramírez desparrama su conocimiento médico sobre el Alzheimer y el uso medicinal de la marihuana; Rolando Reátegui ‘toma conocimiento’ de lo que le conviene como presidente de la comisión de fiscalización; Karina Beteta exhibe con entusiasmo su semianalfabetismo al frente de la comisión de presupuesto; y la falsificadora de certificados de estudios Yesenia Ponce regala al presidente de la comisión de Ética Juan Carlos Gonzales. Todos fujimoristas, lo cual lleva a preguntar en qué desa-güe armaron esa lista parlamentaria. Mientras, en el Apra dicen estar interesados en una reforma electoral para mejorar la política, pero aprovechan la euforia del partido de fútbol con Colombia para meter una iniciativa para sacar de la carrera 2021 a partidos nuevos como el de Julio Guzmán, tal como lo hicieron, de otras formas, en el 2016. Y mientras tanto, otra farsa se va revelando con un indulto para Alberto Fujimori que se está fabricando con un cambio de ministro y la designación rocambolesca de una nueva comisión de gracias presidenciales. Una farsa es una obra de teatro cómica, generalmente breve y de carácter satírico; pero también tiene una definición despectiva que alude a una obra dramática desarreglada, chabacana y grotesca, que lo que casi cotidianamente ocurre, lamentablemente, en la política peruana.