Desde el periodismo solemos ver con cierta desconfianza a las empresas privadas, sobre todo cuando nos toca reportar alguna noticia sobre ellas. Es un “cherry” decimos en las redacciones, es decir, una nota recomendada que, en realidad, tiene poco de noticia y mucho de favor. Pero he descubierto con el tiempo que se trata de un prejuicio injusto. Sin duda, hay empresas abusivas y poco transparentes pero, también existen aquellas comprometidas socialmente, en especial con la educación. He sido testigo de varios esfuerzos pero temo que falta unificarlos a una estrategia para que tengan un norte y destino común. Y esa es tarea del Estado. Hace poco fui invitada al lanzamiento de un programa de educación digital en una humilde escuela en Chincheros, Cusco. Me conmovió la reacción de los niños quienes por primera vez tenían en sus manos una laptop con programas educativos acorde a los nuevos tiempos. El entusiasmo era general entre padres, estudiantes y maestros, imposible no contagiarse y mirar con optimismo a aquellos pequeños de tercer grado aprender con facilidad cómo servirse de la tecnología. No pude dejar de pensar en lo bueno que sería para el país más programas como este. Y los hay pero encuentran poco interés en los medios de comunicación. Tuve la oportunidad de conversar con Lucia Acurio, directora de innovación y tecnología del Minedu. Hablamos de las contradicciones entre el boom gastronómico y la desnutrición, y de cómo desde el Estado deben recogerse las buenas prácticas del sector privado para replicarlas con inversión pública. También, de la urgente necesidad de guiar y asesorar a las empresas para que sean corresponsables de la transformación educativa del país y que sus programas estén alineados con el currículo nacional, a la política para la educación rural, al cierre de brechas digitales y alineados a una educación secundaria con mayores habilidades técnicas entre otras. Es fundamental, además, monitorear resultados para saber si se va por el camino correcto, de lo contrario todo no pasaría de buenas intenciones y filantropía. Y ese no es el objetivo.