Entendemos por qué Kenji Fujimori llama a respetar las sentencias del TC. ¿Pero por qué Mauricio Mulder, Apra, lo llama “un tribunal de pacotilla” que “suplanta al parlamento”? Debemos pensar que se imagina menos cómodo en un Congreso con más libertades de disociación y de asociación que el actual. Quizás es un cierto temor a que Jorge del Castillo, cuyas posiciones y actuaciones son cada vez más independientes respecto de los otros parlamentarios apristas, en algún momento aproveche para trasladar sus ideas políticas a otro lado. Con lo cual les descompletaría la bancada, al reducirla a cuatro miembros. Justicia poética. La furia de algunos congresistas y comentaristas frente al TC los lleva a considerar su reciente sentencia una conspiración del humalismo (sin representantes en el actual Congreso), una maniobra de Gilbert Violeta, PpK, un golpe contra la majestad legislativa. El veredicto de esta furia es ignorar al TC de plano, o avanzar hacia una suerte de “interpretación auténtica”, versión 2017. Sin embargo la sentencia se da a partir de un pedido de 40 parlamentarios, una porción considerable del Congreso, que ha sentido sus derechos constitucionales vulnerados por un reglamento. Debemos suponer que además de estos activistas hay muchos otros que acompañaron el pedido silenciosamente, para ahorrarse problemas en su agrupación. No se trata, pues, de una imposición llegada de fuera. Tan urgente era soltar a los parlamentarios de sus corrales reglamentarios que ya el diario Correo está anunciando los trabajos para la formación de las primeras dos nuevas bancadas. Una de ellas evoca al antiguo sancochado de otra legislatura, y la otra sería la conclusión natural del cisma en la izquierda. ¿Qué sentido tenía mantener a esas personas atadas a membretes indeseados o deambulando en la orfandad por entre las curules? El hemiciclo convertido en un universo concentracionario, con una mayoría carcelera y prisioneros sin derechos, con el especioso argumento de que así se mantiene el orden de la votación del 2016. Hay quienes tienen esperanzas de que Augusto Ferrero, pronto el nuevo miembro del TC, avale un irrespeto al tribunal promoviendo la revocación de la sentencia o dejando pasar una maniobra parlamentaria para ignorarla. Es altamente improbable que alguien con la trayectoria de Ferrero actúe de esa manera.